Políticas

15/6/1994|421

Por una conferencia de la Izquierda

En el acto de cierre del FIS (7 de abril), planteamos realizar una conferencia de partidos de izquierda dirigida a las organizaciones que integraron el FIS y a aquellas que directa, o indirectamente, lo apoyaron (discurso de Jorge Altamira).


El llamado a esta conferencia implica antes que nada superar los frentes mal llamados “electorales” (oportunistas). En el caso del FIS esta experiencia tocó fondo, cuando el Mst en forma unilateral canjeó con el Mas las candidaturas para incorporarlo al FIS como un peso muerto (el Mas había decidido votar en blanco y creemos que muchas regionales así lo hicieron).


La conferencia de partidos tiene como objetiv romper este bloqueo, es decir el oportunismo. Existe una cerrada negativa a debatir los problemas políticos y una clara tendencia a evitar reuniones resolutivas, se utilizan emisarios “operadores”  que, sin otro mandato más que para algún punto concreto, esteriliza cualquier debate político y bloqueantoda posibilidad de iniciativa común.


La Constituyente, la jubilación privada, la reforma laboral y algunos acontecimientos internacionales son un ejemplo claro de cómo el Mst y el Mas han dilapidado la posibilidad de mostrar de cara a las masas la superioridad del marxismo revolucionario frente a los problemas concretos.


En realidad, ha ocurrido un fenómeno extraordinariamente negativo, que es el del paso de las mayorías de estas corrientes a las posiciones políticas sustentadas por el PO, pero cuando ya se habían perdido las mayores chances de cada intervención. Las posiciones del Mas y del Mst se han ido desenvolviendo hacia nuestras posiciones en forma sigilosa, zigzagueante, vergonzantemente, y lo más grave, sin atisbo de autocrítica. Vamos a ilustrar con algunos ejemplos esta cuestión para ayudar a que se vean de conjunto, los resultados políticos negativos a que lleva el bloqueo a discutir fraternalmente y resolver sobre estas cuestiones.


La Constituyente. El Mas encaró este tema con un planteo abiertamente constitucionalista. “Asamblea Constituyente para reorganizar el país de abajo arriba” (titulaba Solidaridad Socialista el 20/10/93), tratando de dar batalla para transformarla en soberana.


El Mst llamó a esta “lucha” con mayor entusiasmo aún por la Asamblea Soberana. “Por eso los socialistas del Mst creemos que hay que exigirles a los demás partidos políticos que se pronuncien claramente porque esta asamblea sea soberana” (Semanario Socialista, 1º/12/93).


El Mst llamó a luchar por este objetivo al Frente Grande, días antes de que éstos votaran la intervención a Santiago del Estero, invitándolos “a luchar para que la Constituyente sea Soberana y actúe sin limitaciones” (carta del Mst al Frente Grande), e incluso que “el objetivo es lograr un frente que defienda una reforma constitucional alternativa” (ídem al FG).


A medida que fue transcurriendo el tiempo, el Mst y el Mas fueron sigilosamente sacando del primer plano su defensa de la Constituyente soberana.


El Mas comenzó a aclarar que ya no luchaba para que esta Constituyente fuera soberana, propugnando otra Constituyente, aunque siempre haciendo omisión de quién la debía convocar. De los periódicos del Mas la consigna de Asamblea Constituyente desapareció, ni para esta oportunidad ni para ninguna otra, para terminar levantando, en el programa del FIS, la denuncia de la Constituyente reaccionaria y un pliego de las reivindicaciones del movimiento obrero.


El Mst, por su parte, aunque en forma menos destacada, siguió levantando la consigna de soberana, pero tomando mucha distancia de sus planteos iniciales: “Empecemos a resolver —decía—  cómo organizar el país para vivir mejor pensando para todos los que trabajamos y luchamos y no para los que nos saquean. Pero ésta no es la perspectiva de esta Constituyente reaccionaria y amordazada que hoy cocinan. Por eso en Argentina seguirá planteada la lucha por una verdadera Constituyente Libre y Soberana que pueda establecer, apoyándose en la lucha, esos cambios de fondo” (Semanario Socialista, 13/1/94). Al igual que el Mas, el pasaje sigiloso a esta posición fue seguido de la desaparición de la consigna Asamblea Constituyente por varios números, para luego firmar en el FIS el mismo programa que el Mas.


Este recule vergonzante de posiciones políticas no se verifica sólo en el tema de la Constituyente, lo mismo podemos decir de la enorme oportunidad perdida con la jubilación privada. El Mst participó en forma entusiasta con el Frente Grande en la campaña del millón de firmas por una “consulta popular” para decidir “el destino” del sistema jubilatorio; una campaña distraccionista respecto a la denuncia de la ley que estaba en marcha.


Por su parte, el Mas coqueteó con los desvaríos del Pts, de cajas obreras que garantizarían una rentabilidad positiva a través del programa de transición. Si hubiéramos unificado la campaña de esclarecimiento que el PO estuvo realizando durante más de dos años sobre esta brutal confiscación, podríamos hablar hoy de una de las victorias más grandes del proletariado, pues una quiebra de la jubilación privada inevitablemente traería implicado el derrumbe del plan económico y de su mentor, y colocaría definitivamente en crisis, a todo el esquema de las “privatizaciones”.


(A más de dos años, hasta nuestro inefable Pts plantea “anotarse en la estatal”, cuando ya ha corrido mucha agua bajo los puentes).


Lo mismo podríamos decir con los intentos de aplicación y aprobación de la ley de reforma laboral, donde el Mas comenzó haciendo de ella un paradigma. “Las asambleas deben debatir —decía— qué aumento y qué condiciones de trabajo van a pedir. Ningún aval al sindicato para que negocie por nosotros. La base de cada lugar debe elegir directamente quién negocia con la patronal” (Solidaridad Socialista Nº 442). El Mas se colocaba YA en aquel tiempo en la política de atomización del movimiento obrero, asegurando que esto permitiría el desarrollo de la democracia obrera en las fábricas.


Al igual que lo que ha ocurrido con las consignas de Constituyente Soberana o jubilación obrera, hoy el Mas reclama a las burocracias del MTA, CTA, paros generales para derogar la “flexibilidad laboral” sin que haya mediado autocrítica alguna y sin que ahora importe la democracia obrera.


Hay que llamar, por último, la atención acerca de la oposición a la consigna Fuera Menem-Cavallo, en beneficio de la reivindicación de “abajo el plan económico”, en lo cual coinciden con el Congreso del Trabajo y la Producción —el frente patronal impulsado por la burocracia del CTA.


Es necesario un debate político franco acerca de estas cuestiones. La Conferencia apunta en esta dirección.