Políticas

14/10/2004|872

Por una gran marcha contra el hambre y los despidos

Crisis de la pesca

El “boom" exportador (basado en la devaluación, la depre­dación del recurso y la su­perexplotación de los trabajadores del puerto) ha abierto una lucha sin cuartel entre los pulpos pes­queros por las cuotas de captura (la tonelada de merluza entera trepó a los 500 dólares, y la tonelada file­teada al doble).


Con el “alejamiento” del juez Giudici, esta guerra de intereses capitalistas ha pegado un nuevo salto. A Giudici, el gobierno na­cional lo ha amenazado con una investigación del Consejo de la Magistratura, por los amparos judiciales que dictó en beneficio de las pesqueras marplatenses Valastro, Moscussa y Solimeno. Estas empresas, que concentran el negocio en Mar del Plata, des­conocieron las cuotas fijadas por la Secretaría de Pesca y —según Clarín- “habrían sobrepasado ampliamente el límite asignado”. Detrás de esta ofensiva está la flor y nata del kirchnerismo. El gobernador Das Neves, de Chubut, calificó el accionar de Giudici como “juez fantasma en conni­vencia con los (que obtienen) am­paros para pescar”.


Pero lo que defienden Kirchner y los funcionarios “pingüinos” no es la “sustentabilidad” del recurso (la merluza) ni la “racionalidad” en la explotación del caladero, sino las ganancias de la flota patagónica (a la que quieren beneficiar con una redistribución de las cuotas en de­trimento del embolse millonario que hicieron sus rivales marpla­tenses). Por eso se anuncia la in­tención de reservar 24.000 tonela­das que restan para “aquellas em­presas que no han salido de la cri­sis por fuerza mayor”.


Frente negrero


El gobierno amenaza con cerrar anticipadamente el caladero, una vez alcanzado el cupo máximo de toneladas de merluza. La crisis y la disputa de los pulpos pueden llevar (con los precios de la merluza por las nubes) a un párate del puerto de Mar del Plata y a una ola de suspensiones y pérdida de puestos de trabajo para fileteros. Este contrasenti­do, propio de los límites de la explotación capitalista, es demos­trativo de la precariedad de la “recuperación” kirchnerísta.


En esta puja, y a favor de las patronales marplatenses, se ano­taron Solá, el intendente Katz, la CGT regional, las cámaras empre­sariales de la pesca y las “coopera­tivas” truchas, así como los sindi­catos portuarios. El Simape y el Siconara, gremios que agrupan a los marineros, presentaron un recurso de amparo solicitando la deroga­ción de la resolución nacional 675 que “dispuso cupos insuficientes de captura para la especie de la mer­luza”. Bajo el ala patronal se cobi­ja también un sector del Soip ali­neado con este “frente productivo”. En ningún caso las reivindicacio­nes de este “frente” exceden el in­terés de los pulpos marplatenses de seguir saqueando el recurso en provecho propio contra las pesque­ras patagónicas que quieren bir­larle el negocio para aprovechar el boom de precios.


Aún antes de que comenzara el párate de los barcos, el gremio del pescado estaba recorrido por una sucesión de conflictos por el no pago de adicionales de conve­nio, recortes arbitrarios de los premios a la productividad, des­cuentos compulsivos de haberes, despidos y negativas de las pa­tronales a blanquear a los traba­jadores en negro. La “cuotificación”, que debía atarse a la can­tidad de trabajadores en blanco, es simplemente una parodia que las empresas no quieren cumplir (allí donde lo hicieron fue por la lucha de los obreros). Parte de es­ta lucha fue la Asamblea del Soip que en su momento eligió delega­dos paritarios combativos, aún no reconocidos por el Ministerio de Trabajo. En los últimos 30 días hubo varias luchas en las plan­tas, y tres de ellas terminaron con desalojos compulsivos y en­frentamientos con la policía.


Programa


El Partido Obrero denuncia este desastre que están provocando los pulpos pesqueros y llama a la uni­dad de acción de todos los trabaja­dores del puerto para votar la or­ganización de una Gran Marcha contra el Hambre. ¡La defensa de los fileteros y marineros es una cuestión de todo el pueblo trabaja­dor marplatense y de su movi­miento piquetero!


Las patronales exportan millo­nadas en dólares y el gobierno tiene superávit fiscal: que la crisis artificial que están provocando no la paguen los trabajadores. Ni despidos ni sus­pensiones, por la defensa de todos los puestos de trabajo en el puerto. Blan­queo de todos los trabajadores en ne­gro. Garantía horaria para todos, ac­tualizada de acuerdo al costo de vida. Control y planificación del recurso pesquero por parte de una comisión electa de trabajadores de tierra, mar y los científicos del Inidep.