POR UNA SALIDA OBRERA Y POPULAR

27 08 2014 (Ignacio Smith) (12)

El ‘pago soberano’ de la deuda usuraria (los K han perdido hace mucho el sentido del ridículo) hace agua y el naufragio traería consigo una crisis política más o menos inminente.
Los trabajadores debemos dar nuestra salida, para no quedar entrampados entre la ‘patria de los buitres’ y ‘los buitres de la patria’.

El oficialismo busca salir del laberinto creado por su política de ‘pagador serial’, mendigando en el lejano Imperio Celestial, como si los mandarines de allí no hubieran atado ellos mismos sus fortunas al festival de deudas y a la especulación interna e internacional.

En caso de que De Vido y Kici vuelvan trasquilados, tendremos una corrida cambiaria, que afectaría en forma brutal las condiciones de vida de los trabajadores, y hasta el puesto de trabajo de los negociadores.
Cualquier acuerdo sería, de todos modos, un corto respiro.

Es en estas condiciones que los K anuncian el enésimo naftazo, que aplaude Aranguren, el ‘destituyente’ de Shell, siempre que no se vuelva a devaluar el peso, que él sabe que ocurrirá.

Mientras tanto, decreta un aumento de apenas del 20% del salario mínimo y rechaza a cara de perro modificar el impuesto al salario.

Que la situación es límite lo muestra la venta de títulos en dólares, por parte de la Anses y el Banco Nación, para bajar la fiebre del peso.

Mientras, por un lado, descapitaliza al sistema jubilatorio, para financiar a los especuladores, por el otro, ordena a los bancos privados que vendan otra porción de sus activos en dólares al Banco Central, en una confesión descarada de bancarrota financiera.

Pero si los despluma un poquito, ¿cómo hará para que le compren letras del Central, para evitar una corrida de pesos al dólar?

Son contradicciones insalvables que se asumen al borde del precipicio.

Llamamos a los trabajadores a deliberar acerca de una salida, para que no nos la impongan los buitres sin distinción de pelaje.

Que se convoquen a asambleas para discutir un programa y un plan de lucha.

Llamamos a iniciar una campaña a favor de un paro nacional de 36 horas, precedido de asambleas, plenarios de delegados con mandato, y congresos regionales y nacionales.