Políticas

11/7/1996|502

Pos-menemismo

Una rápida lectura de los diarios de la última semana permite constatar que los capitalistas, sus políticos y sus periodistas han comenzado a deliberar sobre el pos-menemismo, sin importarles los tres años que aún los separan de las elecciones del ‘99. Esta anticipación es un síntoma de que la crisis está llegando sin pausa a su punto intolerable. Menem también se adelantó a su propio final, a su manera, al anunciar en la reunión de gabinete de hace diez días que excluía la intención de buscar una segunda reelección.


Para Morales Solá, en La Nación, “Comenzó la carrera por el poder”. Dice también que “Más que la derrota (electoral) lo sorprendió (a Menem) la prueba cabal de la ruptura de la alianza social que lo mantiene en el poder”. Alude de esta manera a la división producida por Béliz, a los reclamos de que renuncie Cavallo y a las afirmaciones que salieron del propio oficialismo de que la derrota en la Capital reflejaba una situación de alcance nacional. A diferencia de lo que ocurrió hasta las elecciones de 1994, en que los sectores populares que se enfrentaban a la política cavallista estaban ubicados políticamente en la oposición al gobierno, las puebladas de Tucumán, Cutral Co o La Matanza fueron protagonizadas por el electorado popular del menemismo. Esta anticipación del pos-menemismo le puso los (escasos) pelos de punta a Morales Solá, porque llega a decir que “No sólo la nueva reelección de Menem se frenó; toda la política argentina se asienta sobre cimientos azarosos”. Es decir que Menem está acabado pero no tiene sustituto visible, por lo cual la burguesía está obligada a sostenerlo aunque esto agrave la fenomenal crisis nacional.


Que los politicólogos no atribuyan el inconfundible debilitamiento del gobierno a los resultados de la Capital, es una prueba de que tienen sus neuronas en buen estado. Estas elecciones han sido, incluso, una especie de salida para esa crisis, en la medida que sirvieron para esbozar lo que podría llegar a ser un liderazgo opositor. Pero ya el asunto de los negociados inmobiliarios capitalinos, como las autopistas, los terrenos de Puerto Madero y del Aeroparque o la aeroísla, han provocado una crisis con el ‘intendente electo’; otro factor de crisis, pero con el pueblo, lo provocará el inminente tarifazo de los ferrocarriles, subtes y colectivos.


Para Juan Carlos Casas, el re-cavallista columnista de La Prensa, “se van perfilando en el horizonte cambios políticos y económicos de gran importancia —la imagen de Carlos Menem cayó al piso del 20 por ciento y Domingo Cavallo apenas supera esa performance, ambos en su peor momento de desgaste”. Es decir que las puebladas no sólo sacudieron a los Bussi y a los Sapag. Por eso, el ‘consultor’ Broda, que acaba de pasar su estudio a una firma extranjera, creyó oportuno decirle a Ambito, ahora, que “La mayoría de los economistas y muchos (pero no la mayoría, claro) de los empresarios ya criticábamos la primera reelección de Menem”.


Además, los “datos de junio indican que se frenó la reactivación”, informa Ambito Financiero. “Las ventas de autos bajan 4,6%; la producción, 12%”. Incluso, “la exportación de automotores en junio registró una disminución de 17,5% con relación a mayo”. Las medidas proteccionistas que tomó Brasil con los textiles y con los juguetes, y la nueva devaluación del real, dejan planeando una crisis cambiaria que deberá afectar el comercio en el Mercosur. Brasil le ha dejado a la Argentina una porción minúscula del mercado automotriz. Las medidas aventureras de endeudamiento a las que ha apelado el desmoronado ‘plan Cavallo’, con el fin de producir una reactivación, han fracasado por completo y han dejado una hipoteca que bloquea la posibilidad a mediano plazo de una recuperación de las inversiones. Hay una crisis fiscal, como lo prueba el pedido de Cavallo de que se revise el presupuesto de 1996, y una crisis de balance de pagos, como lo prueba el pedido de renegociación de los acuerdos con el FMI.


Para el registro, agreguemos que el reciente derrumbe del mercado internacional del cobre ya ha paralizado las inversiones mineras en Chile y afectado, en consecuencia, las posibilidades fiscales del gobierno y las posibilidades de negocios de sus AFJP, recientemente autorizadas a invertir en las empresas mineras. Así es como se presenta el nuevo ‘aliado’ del Mercosur. Y algo más, la persistente suba de la tasas de interés de largo plazo en los Estados Unidos está anunciando que la especulación bursátil ha llegado a un tope, lo que provocará quiebras y desórdenes monetarios en todo el mundo.  Es que tomar un préstamo para especular ya resulta más caro que el rendimiento de las inversiones especulativas. Es altamente didáctico que esto ocurra luego de la reciente reunión ‘de los 7’, donde sus miembros se comprometieron a mantener el presente equilibrio monetario internacional. Un curioso equilibrio, por cierto, que permite a los yanquis financiar la especulación con una emisión monetaria del 16% anual y a los japoneses con una tasa que la duplica.


El panorama de la economía señala que el pos-menemismo se encuentra acelerado por el pos-cavallismo. Los alcahuetes de la ‘convertibilidad’ están reclamando que un impuesto al gas-oil cubra las pérdidas provocadas por las rebajas de los aportes patronales a las cajas y la evasión patronal de los impuestos. Pero por esta vía se acentuaría la recesión y la desocupación, salvo que se esté pensando en devaluar y emitir moneda en mayor escala. Es lo que va a ocurrir también con el inminente tarifazo del transporte, sin el ‘consuelo’ de que pueda servir para aliviar la crisis fiscal. La situación exige un giro en la política económica que ningún sector se atreve a plantear en forma pública, porque entrañaría un dislocamiento político y económico de proporciones. El Episcopado, sin embargo, en una reciente reunión en Mar del Plata, reclamó taxativamente el abandono de la ‘convertibilidad’.


Menem ha elegido transformarse en árbitro de las distintas internas que se preparan en función de la sucesión, por eso dispara elogios y críticas en varias direcciones. Sugestiva fue su denuncia de la evasión impositiva de los frigoríficos, puesto que como la mayoría de los acusados están instalados en la provincia de Buenos Aires, está escupiendo sobre el  ministro de la Producción, Carlos Brown, y sobre Eduardo ‘toque de queda’ Duhalde.


El ala de la gran patronal, representada por La Nación, se ha lanzado a experimentar las posibilidades de un frente UCR-Frepaso. “El éxito de la lista del Frepaso”, dice en un reciente editorial, “contribuirá a promover la coincidencia de las dos agrupaciones más votadas en la empresa de armonizar democráticamente sus puntos de vista”; el laboratorio de la experiencia será el estatuto que elaboren para Buenos Aires. El ‘Cavallo’ Alvarez, en un reciente programa de Grondona sobre desocupación, se desvivió por demostrarle al ‘gurú’ Broda que el Frepaso no imaginaba apelar al estatismo para atenuar la desocupación,  ni en la más loca de sus fantasías —lo que no impidió que Broda lo acusara a él, al cura Laguna y al clerical Grondona de incitación a la violencia y a atentar contra la propiedad. La gran burguesía ve planeando en el horizonte cercano amenazas muy serias y se esfuerza por advertírselo a los ‘opositores’.


El escenario de enfrentamientos muy grandes está virtualmente montado. La vanguardia de los trabajadores estará obligada a organizar en poco tiempo un fuerte polo político de la clase obrera para conducir a la mayoría nacional a la victoria.