En las internas abiertas de diciembre pasado, llovieron las denuncias de fraude. Se repite ahora, a menos de un mes de la Constituyente.

 

En las comunas e intendencias, se está inscribiendo “voluntariamente” a quienes desean actuar como presidentes de mesa. Con este sencillo mecanismo (que deja de lado el sorteo de las autoridades de mesa), el gobierno se asegura que los presidentes de mesa le serán adictos. Es el primer paso para impedir el trabajo de los fiscales de la oposición, controlar el escrutinio, registrar los resultados u omitir cualquier denuncia que formulen los electores o fiscales. Como ocurrió en la interna pasada, estas “seleccionadas” autoridades de mesa tendrán a su lado a la policía; en diciembre llegaron a amenazar con detener o expulsar de las escuelas a los fiscales que querían impedir que se llenaran las urnas o simplemente levantar un acta de queja.

 

El gobernador Alperovich enfrenta un clima de apatía popular. Teme que la concurrencia caiga notablemente y que sus aliados no logren ingresar a la Constituyente, esto aunque el gobierno se asegure la “reelección”.

 

El gobierno está pateando para después de marzo las situaciones conflictivas (aumentos de tarifas e impuestos, expulsión de los vendedores ambulantes del microcentro). Pero no puede “postergar” las lluvias, que afectaron a más de 30.000 personas y obligaron a la evacuación de 4.000 vecinos. Mientras las casas se inundan, falta el agua potable. En numerosos barrios y en pueblos del interior crecen los reclamos por el agua y las inundaciones.

 

En este cuadro, el Partido Obrero desarrolla una vigorosa movilización política electoral, con actos en toda la provincia, para defender la única alternativa verdaderamente opositora en las elecciones del 19 de diciembre.