Presentamos el proyecto del 82% móvil

Junto al del impuesto al salario

Simultáneamente con el proyecto de supresión del impuesto al salario, presentamos otro que consagra el 82% para todos los jubilados y pensionados. Se toma como base de cálculo el mejor sueldo percibido por el trabajador, incluidas las sumas no remunerativas, y se lo actualizará al momento de su retiro.


Ambos proyectos forman parte de la agenda parlamentaria planteada por el Partido Obrero en el marco del Frente de Izquierda.


En la actualidad, los haberes jubilatorios representan apenas el 40 ó 50 por ciento del sueldo de los trabajadores en actividad. El 75 por ciento de los jubilados cobra la jubilación mínima, 2.165 pesos, que representa una cuarta parta de la canasta familiar.


La jubilación es salario diferido


A través de las sucesivas reformas jubilatorias, los haberes han sido reducidos a una suerte de plan asistencial. Esto significa una desnaturalización completa de la jubilación, que no es otra cosa que un salario diferido y -como tal- debería permitir al jubilado seguir conservando un nivel de ingresos similar al que le hubiera correspondido si continuara activo. Con el 82 por ciento móvil, al vincular en forma automática el haber de los pasivos al de los activos, se restablece este principio básico. El gobierno kirchnerista no revirtió el virtual congelamiento y retraso creciente que fueron sufriendo los haberes jubilatorios en los noventa. Se dejó intacta la herencia del menemismo.


Los tribunales están abarrotados con decenas de miles de demandas de trabajadores reclamando la actualización de sus haberes.


En respuesta a esta situación, nuestro proyecto plantea extender el reajuste de los haberes dispuesto por el fallo Badaro a todos los jubilados, hayan o no hecho juicio al Estado. El proyecto, asimismo, dispone el pago de las retroactividades que correspondan.


Por último, se fija un haber mínimo, por un monto equivalente a la canasta para mayores de 65 años conocida popularmente como "canasta del jubilado", estimada por la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires. De acuerdo con ese organismo, en mayo de este año dicha canasta ascendía a 4.300 pesos, el doble del actual haber mínimo.


Dos orientaciones enfrentadas


Los recursos de la Anses son superavitarios. Esto, a pesar de que se le fue recortando implacablemente sus fuentes de financiamiento.


Durante la década kirchnerista no se ha alterado el cuadro laboral y previsional de la época de Menem-Cavallo. Las sumas no remunerativas son moneda corriente en los convenios colectivos. El Estado es el principal empleador en negro. Los Kirchner han mantenido la rebaja de los aportes patronales decretada por Cavallo y le han agregado una segunda rebaja, en el caso de incorporación de nuevo personal. Ella consiste en una disminución de las cargas patronales de un 50% para el primer año y de 33% para el segundo. El gobierno se jacta de la incorporación de 2 millones de jubilados, por haber facilitado el retiro de aquellos que no reunían los 30 años de aporte. Pero esto fue costeado por los mismos jubilados, al desconocerse el reajuste en sus haberes. Un acto elemental de "justicia distributiva" hubiera consistido en gravar al capital responsable del trabajo en negro y crear un fondo especial dirigido a reparar semejante confiscación.


Los recursos actuales -y los que se deberían restablecer por haber sido sustraídos al régimen previsional- asegurarían el flujo de fondos necesarios para una recomposición sustancial de las jubilaciones. Si esto no ocurre, es porque la plata de los jubilados ha sido usada para otros destinos, pago de la deuda externa y subsidio a los capitalistas. El "desendeudamiento" del que el gobierno se jacta ha sido a expensas del "endeudamiento" con la Anses o el Banco Central. Algunos proyectos en danza de la oposición se circunscriben a plantear el 82%… pero del salario mínimo, y sólo para el haber jubilatorio mínimo. Significaría llevar la actual jubilación a 2.400 pesos, unos 200 pesos más del nivel en que está. Se trata de un verdadero fraude.


Nuestro planteo


Al atar la jubilación al salario, este último pasa a convertirse, con más fuerza aún, en el eje de una transformación social del país sobre nuevas bases, a partir del interés de los que viven de su trabajo. Nuestro proyecto apunta, asimismo, a contribuir a la deliberación y movilización de los trabajadores por esta reivindicación y ayudar a superar el vacío dejado por la burocracia sindical que, en sus diferentes vertientes, no encara una lucha de conjunto o directamente es hostil a este reclamo.