Políticas

21/4/2020

Primer caso de coronavirus confirmado en la Villa 31

En el día de ayer se supo lo que era un secreto a voces: el primer caso confirmado de Covid-19 en la Villa 31. Se trata de una mujer que está siendo atendida en el Hospital Velez Sarsfield, según confirmó personal de salud del establecimiento. En el hospital se encuentran, por lo menos, otras dos personas que aún están a la espera de los resultados del test. Esto pega de lleno en un barrio donde las condiciones de hacinamiento son extremas y las consecuencias de la cuarentena chocan con el #QuedateEnCasa que se promueve desde el gobierno y los medios.


Hace pocos días, en plena cuarentena, el Gobierno de la Ciudad decidió avanzar con su plan de urbanización, reanudando el proceso de mudanzas. Varios vecinos advirtieron que durante los traslados no se están tomando las medidas de protección que corresponden, acto que constituye una irresponsabilidad total por parte de las autoridades gubernamentales y del ente urbanizador del barrio, la Secretaría de Integración Social y Urbana (SISU).


Basura, dengue y roedores


La suciedad y la consecuente insalubridad que ésta genera constituían un problema en el barrio antes de la llegada del coronavirus. La situación se agravó por la evidente dificultad que tienen muchas cooperativas para realizar tareas de limpieza, ya que la falta de barbijos y alcohol en gel es moneda corriente. Esto ha llevado al aumento de casos de dengue y a la proliferación de ratas y olores nauseabundos causados por los montículos de basura. Frente a esta situación, vecinos y vecinas que viven en el sector de bajo autopista -el más afectado por el proceso de mudanzas- enviaron una carta a la SISU, (que viene llevando adelante una falsa urbanización), en reclamo de una solución, que por el momento es sólo parcial.



 


¿Quedate en tu barrio?


La confirmación de este primer caso seguramente sea la punta del iceberg. Es evidente que la política del #QuedateEnCasa que se fomenta desde el gobierno encuentra sus límites en la situación que padecen centenares de miles de trabajadores: salarios de miseria, precarización laboral, aprietes. A muchas personas se les hace imposible cumplir con la cuarentena porque si no salen a trabajar, no comen. Es ésta la situación de la mayoría de los habitantes de la villa 31 y de muchas barriadas populares: son los más afectados por las consecuencias de la pandemia y de la crisis económica. A estos factores se le suman condiciones de habitabilidad inhumanas, en donde un grupo familiar suele convivir en una pieza de unos pocos metros cuadrados, generando hacinamiento y mayores posibilidades de contagio.


Es importante detenerse en lo que mencionó el presidente Alberto Fernández en su conferencia del 10 de abril, cuando anunció la extensión de la cuarentena. Para los barrios en donde habitan sectores populares, el gobierno está considerando promover la política, no ya del “Quedate en tu casa”, sino del “Quedate en tu barrio”. Esto significa, en primer lugar, que el gobierno tomó nota del fracaso de su política, ya que admite que una gran parte de la población no puede aislarse en sus casas. Pero, ¿es verdaderamente una solución?


Desde el Polo Obrero venimos alertando sobre esta cuestión del aislamiento comunitario. No se apunta a evitar la expansión del coronavirus al interior de los barrios, sino que se prioriza que no se expanda a otros barrios de la ciudad y del país, promoviendo la formación de ghettos. Esto deja al descubierto la falta de una solución integral ante la crisis sanitaria, mientras se siguen destinando millones de dólares al pago de una deuda usuraria.


Por la organización de todos los barrios


A poco de comenzar la cuarentena, se conformó un comité de crisis con diferentes organizaciones del barrio, donde participan casi 50 comedores y merenderos como el que tiene el Polo Obrero que, en muchos casos, de manera autogestiva, intentan mitigar el impacto de la crisis. Como dijimos anteriormente, las condiciones de vida se han agravado exponencialmente, sumado a que es minoritaria la cantidad de personas que, a un mes de comenzada la cuarentena, han cobrado el IFE, sin contar los millones que el gobierno ha dejado por fuera.


Reclamamos un seguro al desocupado de $30.000, aumento de las partidas de alimentos para comedores y merenderos, reparto de kits de higiene y limpieza para las familias que lo requieran, relevamiento de las situaciones de alquileres informales y su regularización, extensión y aumento inmediato del subsidio habitacional de la ley 690 para el pago del alquiler de las familias que se hayan quedado sin ingresos y que se conformen comités de seguridad e higiene en los barrios para controlar y ejecutar estas medidas, como así también la nacionalización del sistema de salud y un impuesto a las grandes rentas y fortunas. Solo las y los trabajadores organizados de manera independiente podemos darle una salida real a la lucha contra esta pandemia.