Políticas

19/1/2006|931

Programa


El gobierno kirchnerista se proclama cotidianamente campeón de las “políticas activas”. Es decir, de una intervención activa del Estado que —según ellos— beneficiaría por igual a los Techint y a los trabajadores. El resarcimiento a los banqueros, los superbeneficios garantizados a monopolios industriales y comerciales, y los subsidios que el presupuesto destina a todos ellos, y el pago anticipado al FMI dan cuenta de una parte de ello.


 


Pero en lo que se refiere a los explotados, el gobierno despliega “activamente” una política de ataque sistemático, en primer lugar, al salario.


 


De eso se tratan las paritarias “truchas” realizadas en el último año, que han convalidado la confiscación salarial arrancada desde la devaluación, así como la flexibilidad laboral de la década menemista.


 


De eso se trata el congelamiento de haberes a jubilados y desocupados, así como el impuestazo a las “ganancias” (¡!) de los trabajadores que perciben más de 1.900 pesos.


 


Finalmente, digamos que el gobierno de la “cultura del trabajo” está empeñado en quebrar la gestión obrera en las dos principales empresas recuperadas del país: Zanón y el Bauen.


 


Para cerrar el dique de los reclamos, el gobierno ha pactado una tregua de verano con la burocracia sindical. Tiene patas cortas. La gran huelga aeronáutica cerró con un acuerdo transitorio; en marzo se reabre ese conflicto, junto a numerosas paritarias de gran importancia (UOM, alimentación, etc.). Y los congelados docentes vuelven a clase. La carestía creciente, alentada por el propio gobierno, es el acicate de las luchas que inevitablemente están a la puerta.


 


Frente a ellas, la “política activa” del kirchnerismo ha sido confesada por Solá, al anunciar una legislación antihuelgas contra docentes y estatales.


 


Los Kirchner y Miceli podrán tener “políticas” para los Coto o Repsol.


 


También los trabajadores necesitamos nuestra “política activa” para defender nuestros salarios y conquistas: deliberar y resolver, en asambleas, un programa y un curso propio contra los explotadores y su gobierno.


 


• 1.800 pesos de básico, por ocho horas de trabajo.


 


• Universalización de los planes de empleo y aumento a 350 pesos.


 


• 82% móvil para los jubilados.


 


• Ajuste mensual por inflación de los salarios, jubilaciones y planes.


 


• Expropiación inmediata de Zanón y el Bauen, bajo control de los trabajadores.


 


• Blanqueo y elección de delegados en todas las empresas en negro.


 


• Eliminación de todo impuesto al salario.