Políticas

30/5/1996|496

¿Programas o prontuarios?

La campaña electoral en la Capital es cada día más ‘edificante’


De la Rúa, compadre de Angeloz, acaba de ser denunciado como abogado de Yabrán. “Lo fui”, respondió el hombre de la imagen intachable, lo que no le impidió votar como senador la ley de correos que le había mandado el dueño de Ocasa. Instado a explicar su política de transportes, respondió que pensaba ‘modernizarlo’. Acosado por la perspectiva de que esto se tradujera en mayores impuestos, retrucó que apelaría a préstamos internacionales, como si éstos no los tuviera que pagar nadie.


Un poquito de Yabrán, otro poquito de Cavallo, algo que le queda de Alfonsín —éste es el hombre llamado por el destino a salvar a la ‘reina del Plata’.


Jorge ‘Yacyretá’ Domínguez se la pasó asegurando que el proceso en su contra por malversación del patrimonio público, era una prueba de la independencia de la justicia. Dos semanas alcanzaron para desmentirlo; acaba de ser desprocesado por la Cámara, como consecuencia de una descomunal presión menemista. Es un candidato en libertad provisional. En su campaña ignora las armas de Menem-Camilión, los fraudes ‘informáticos’ del Nación y de la DGI, y la descomunal tasa de desocupación que hay en la Capital Federal. Lo llaman ‘eficiente’ porque está ‘programado’.


¿Estamos ante una campaña electoral o ante un motín en Caseros?


¿Habrá que votarlos o concederles el ‘2 por 1’? (con perdón de todos a los que el capitalismo llevó a la delincuencia y que se hacinan como ratas en las cuevas que les construyó este sistema).


El ‘niño’ Béliz no tuvo tiempo de explicar de qué vive cuando ya le piden que diga quién financia su ‘generosa’ campaña. De cualquier manera, su caída empinada en las encuestas demostraría que sus anónimos ‘sponsors’ deberán esperar bastante tiempo para retirar los beneficios.


El caso más patético es La Porta, un ‘socialista’ acusado de complicidad político-intelectual con la dictadura, por un lado, y responsabilidad política en la quiebra del Hogar Obrero, por el otro —una entidad que financió numerosas campañas de él y de su partido. La Porta ha dicho que ya se ‘autocriticó’.  Lo mismo que dijeron, y antes, Quarracino, Neustadt, Grondona, Verbitsky, Balza, Molina Pico, Laguna, el Papa.


¿Pero qué estamos votando: políticos o ‘arrepentidos’? ¿Programas o prontuarios?


La Porta sufre además la conspiración del clero, que ni muerto quiere ver a un ‘socialista’ en el control de los subsidios a la escuela privada en la Capital; los otros tres candidatos son clericales probados y bautizados. Esta es la razón por la que las ‘encuestas de opinión’ han ido fraguando la ‘impopularidad’ de La Porta y el fracaso de su candidatura. No hay que olvidar que el clerical Bordón no lo quería para la intendencia, precisamente por este motivo.


El Frepaso no denuncia la conspiración clerical contra su candidato, porque sus principales dirigentes forman parte de esa conspiración. ¿O los ‘chachos’ y las ‘gracielas’ no impulsaron todas las reivindicaciones del clero en la reforma de la constitución? ¿O acaso no apoyan la ‘reforma educativa’ oficial, que no es más que una fotocopia de lo que resolviera el Congreso Pedagógico, dominado por la Iglesia, en 1987?


La opinión pública popular de la Capital intuye toda esta realidad de la campaña electoral y conoce diversos aspectos del ‘pedigrée’ de cada candidato, pero no puede formarse una visión de conjunto y menos todavía relacionar estos hechos con el conjunto de la crisis histórica actual. Una intensa manipulación informativa procura distraerla y embrutecerla.


Pero a los luchadores que puedan verlo los llamamos a que nos acompañen, para que un número creciente de trabajadores vote al FUT-Partido Obrero, en la lista 66.