Sindicales

14/8/2008|1050

Buenos Aires: Aumento o huelga general

El paro docente fue una enorme advertencia

Comisión Sindical del Partido Obrero

El lunes 11, con alto acatamiento, se realizó el paro docente convocado por Suteba, la FEB, Sadop, Udocba, y Amet por mejoras salariales de hasta un 24%. El salario inicial de un maestro, en la actualidad, se coloca por debajo del nivel de pobreza. El gobierno de la Provincia, sin embargo, aunque ha prometido mejorar su oferta miserable de un aumento del 8%, ha reiterado que de ninguna manera se acercará siquiera al 20% que reclama Suteba.

Los sindicatos deberían unificar sus reclamos en el 24% que plantea la FEB. Los Scioli y compañía alegan que la situación financiera no les permite aumentar los salarios, pero se olvidan que ellos mismos hicieron saber que la patronal agraria de la provincia paga apenas una 80ava parte del impuesto inmobiliario que le correspondería a los actuales precios de la tierra.

Las burocracias de los sindicatos, en especial Suteba, han ido al paro debido a la enorme presión de las bases, que se manifestó con anterioridad a las vacaciones en un muy seguido paro impulsado al margen de estas direcciones. Como el paro es una medida aislada que no decide el conflicto, la presión se ha acrecentado. La política de las burocracias, de nuevo, en especial la de Suteba, es la de ‘surfear’ de paro en paro hasta octubre con la expectativa de que los melones se acomoden solos en el carro.

La particularidad del presente conflicto es que, por primera vez, tanto la burocracia de Suteba como el propio gobierno se encuentran internamente divididos, especialmente como derivación del reciente conflicto por las retenciones agrarias. Estas divisiones se cruzan en el conflicto de los docentes y de los estatales y debilitan la capacidad del freno tradicional que imponía esta burocracia. En el gobierno hay una pelea por el control del PJ bonaerense, a lo cual se suman las escisiones de algunos intendentes (tanto pejotistas como radicales, K y no K) y la levantada de cabeza de la tropa duhaldista. Scioli ha salido a enfrentar la posición sobre legalización del consumo de drogas de Aníbal Fernández, lo cual significa que se está recostando en la Iglesia, algo importante en un conflicto educativo.

Del lado de la CTA, su división se ha potenciado con el alineamiento de Yasky con el gobierno; De Gennaro y Lozano con los sojeros; e incluso la emergencia de un bloque independiente, heterogéneo, de ambas posiciones patronales. En su conjunto, todo esto traduce una crisis política y una lucha de tendencias por sacar partido de ella e imponer un desenlace en términos propios. Los bloques políticos opositores a las camarillas oficiales del gobierno provincial y de Suteba, en particular los de cuño patronal o burocrático, quieren imponer a éstas un ‘costo político’.

Cómo nos plantamos los sectores que representamos de toda la vida al activismo y que luchamos desde hace un tiempo enorme para sacar a la docencia y a la educación del marasmo de la privatización, del clericalismo y de la descalificación del trabajo educativo?

El paro no fue ningún “no inicio”, sino el comienzo de una nueva operación de desgaste, concertada con el gobierno, por parte de una dirección sindical entreguista y de un gobierno que hoy se encuentran políticamente devaluados y divididos. Se inscribe en la clásica estrategia de la burocracia sindical de “paro-negociación-pausa-paro-arreglo”, pero la situación de conjunto no es la de otras ocasiones.

Se combina, por un lado, una enorme necesidad de los maestros de quebrar una política que los lleva a una miseria creciente, como lo demuestra el proyecto que liquida el 82% móvil de la carrera docente, con un impasse político y económico que anuncia nuevos golpes contra los trabajadores a partir de los tarifazos y del reconocimiento de un generalizado aumento de los precios.

Los gremios no tienen, ni piensan tener, un plan de lucha, como tampoco lo han tenido en el pasado. Pero ni la situación social ni la política están para bollos. Al ministro Oporto le ha sido encomendada la misión de ganar tiempo hasta que amaine la enorme crisis política tanto nacional como en las provincias: a eso apunta su oferta de “reapertura de las paritarias”.

El ‘no inicio’ no fue tal porque la lucha por el salario plantea, objetivamente, la huelga general. Los activistas deberían tener en claro y dejar en claro esta posición. Naturalmente, no se trata de soplar y crear botellas, la huelga general necesita una preparación activa. El primer punto es tener un reclamo salarial único, que serviría para comprometer en su conquista a las burocracias de cara a los docentes de la provincia. Proponemos que sea el 24% que plantea la FEB, mientras seguimos luchando para ganar a la docencia al reclamo de un básico de 1.500 pesos.

Asimismo, varios sindicatos distritales, empezando por los Suteba combativos, tienen previstos paros de 24 ó 48 horas, que en nuestra opinión debe plantear la huelga general y no la ‘profundización’ de un ‘plan de lucha’ que no existe, ni la ‘continuidad’ de paros que son aislados y en definitiva desgastantes. Es claro que una huelga general requiere una participación masiva de los maestros, por eso sería necesaria una campaña para que se realicen asambleas por escuela y una asamblea o congreso provincial de delegados por escuela.

Mientras Oporto y Baradel hacen su juego para ‘ganar tiempo’, nosotros tendríamos que hacer el nuestro. A partir de una perspectiva como ésta, queda planteada la de unir la lucha de los docentes con el resto de los estatales, a través, por ejemplo, de intersindicales en los distritos, apuntando a un comité de huelga provincial votado por las asambleas de delegados por escuela en todos los sindicatos del magisterio.

Lejos de ser arrastrados a la lucha de facciones de los distintos bloques patronales que operan dentro de los sindicatos bonaerenses, por medio de esta política podríamos aprovechar esa división patronal, conseguir la victoria en la lucha actual y poner en pie una nueva dirección.