Políticas

29/5/2008|1038

PROVINCIA DE BUENOS AIRES | Los trabajadores del interior

Sin agua, sin vivienda, carestía, bajos salarios

Las necesidades del pueblo trabajador están ausentes del enfrentamiento entre los ruralistas y el gobierno.
El gobierno habla de "redistribuir la riqueza".
Esa "redistribución" no se ve en las escuelas. En Pehuajó, las EGB agrarias fueron cerradas y otros establecimientos carecen de gas. En Junín, algunas escuelas tuvieron que movilizarse para conseguir un lugar donde funcionar. En 25 de Mayo, las escuelas, especialmente las agrarias, están desmanteladas mientras se restringen los cupos alimentarios. En Tandil faltan escuelas primarias y jardines de infantes.
¿Y los hospitales? Pehuajó está desprovista de atención de agudos y de medicina compleja. En Junín están despidiendo médicos.
¿Y la vivienda? El Plan Federal está detenido, no hay planes de vivienda sociales y crece el déficit habitacional.
Los ruralistas dicen que "si le va bien al campo nos va bien a todos".
Pero la "bonanza" no la ve el peón rural, que trabaja bajo una ley de la época de la dictadura o directamente en negro, con salarios que no superan los 1.000 pesos. La tecnificación del campo desplazó mano de obra. Las pequeñas dotaciones que aún quedan son sometidas a jornadas extenuantes y a un trabajo insalubre en contacto con agroquímicos y herbicidas.
Tampoco le ha llegado los trabajadores de la ciudad, ya que los precios de las propiedades y los alquileres se han disparado por la especulación inmobiliaria. Los valores son similares a los de ciudades como La Plata o Buenos Aires.
Destruyen el medio ambiente. En Pehuajó, el agua no logra potabilizarse por la presencia de arsénico. La presencia de agroquímicos en el suelo y en el aire está produciendo enfermedades de piel y cáncer.
En Arrecifes, los pobladores son víctimas de los desechos de los frigoríficos. En Pringles y Trenque Lauquen hay denuncias contra empresas fumigadoras que tienen galpones de almacenamiento en la ciudad (en Pringles, a metros del hospital) y que lavan sus aviones y camiones en los arroyos de la zona.
En plena prosperidad, los trabajadores de las ciudades del interior de Buenos Aires están soportando grandes penurias. Junín está recorrida por reclamos salariales, emperezando por los municipales a los que el radical K Meoni paga un básico de 520 pesos. En Coronel Suárez, los municipales han sido protagonistas de una lucha en reclamo de aumento de salarios (apenas superan los niveles de indigencia). Los obreros frigoríficos de Salto, Arrecifes o Junín son suspendidos, desconociendo la garantía horaria, cuando hay problemas con la faena. La patronal terminó pactando con la complicidad del sindicato un 20% de aumento, ignorando el reclamo general de un 30%.
Frente a esta situación, llamamos a hacer oír nuestra voz, hacer emerger una tercera posición, que represente al pueblo, a los trabajadores de la ciudad y el campo.
Ponemos a consideración el siguiente programa, que inscribimos en la lucha por una salida obrera a la crisis actual:

  • Anulación de Estatuto del Peón Rural videliano. Por convenciones colectivas de trabajo, con paritarios elegidos en asamblea que establezcan el básico acordecon la canasta familiar, ajustable según el costo de vida; que se dé carácter insalubre a las tareas en contacto con agroquímicos.
  • Por una bolsa de trabajo controlada por los trabajadores. Prohibición del trabajo en negro. Jornada de 8 horas.
  • Comisiones de Control integradas por trabajadores y asambleas de vecinos en torno al uso del agua y de los agroquímicos.
  • Construcción inmediata del sistema de potabilización y suministro del agua para toda la población, sobre la base de un impuesto extraordinario a las patronales agrícolas e industriales.
  • Impuesto progresivo a las grandes fortunas y empresas: pulpos exportadores, supermercados y la agroindustria.
  • Aumento del impuesto inmobiliario rural acorde con la cotización de las tierras en el mercado.
  • Plan de viviendas estatal y urbanización para solucionar el déficit habitacional.
  • Nacionalización de los pulpos, las grandes explotaciones agrarias y el comercio exterior
  • Asamblea popular con representantes electos para discutir un plan de reorganización de cada una de las localidades, que privilegie las necesidades populares y la defensa del medio ambiente. Un plan de estas características permitirá avanzar en un uso racional y armónico de la tierra y aprovechar sus recursos para encarar una industrialización del distrito.

Pablo Heller