Hermes Binner estrenó su candidatura presidencial con el planteo de que “al dólar no hay que frenarlo tantos años como vivimos con el uno a uno”, o sea que propone una devaluación del peso. Lo mismo reclaman los ejecutivos de la industria automotriz (Clarín-Economía, 19/6) y, naturalmente, los exportadores de soja. Una devaluación abarataría el aceite de soja que se exporta a China y aliviaría así los roces comerciales con este país. Binner propuso también escalonar las retenciones a la exportación agraria. En definitiva, Binner ha debutado como vocero de los sojeros y las automotrices, con conciencia del efecto devastador que la devaluación tendrá sobre los trabajadores. Una devaluación representará también una confiscación de los fondos de la Anses, que tiene una parte colocada en Letras de Tesorería en pesos. El planteo demoledor de Binner no ha sido cuestionado hasta ahora por Lozano (candidato binnerista), por Solanas ni tampoco por De Gennaro o Mario Cafiero -que siempre buscan lucir como “nacionales y populares”.

El gobernador santafesino no está solo: ha tejido una alianza con el ‘automotor’ Luis Juez, quien acaba de plantear la privatización del Banco de Córdoba, y Margarita Stolbizer, que suscribiera el “compromiso con el campo” a favor de la “eliminación lisa y llana de las retenciones al trigo, el maíz, el sorgo, la carne y la leche, y la baja al 25% a la soja y al 20% al girasol”. Hemos pasado de Proyecto Sur a Proyecto Soja.

De todos modos, “el frente duró cuatro días”, pero no -como se ve- por diferencias programáticas. “Mi candidato a presidente es Binner”, sigue insistiendo Pino. Del lado de Binner quedó la CTA Micheli con De Gennaro y Lozano; también Libres del Sur, que se conformó con el tercer diputado nacional por provincia. La riña es por la participación de cada grupo en el fondo que el Estado asigna a los partidos para las elecciones.