Pueblada en Nápoles

Berlusconi celebró su primer Consejo de Ministros en una Nápoles tapada por la basura. Por toda la ciudad se amontonaban montañas de toneladas de residuos, desatando explosiones de bronca popular.

La razón es la cerrada resistencia de los vecinos de los barrios donde el gobierno -ahora Berlusconi, antes el centroizquierda- pretenden construir grandes basureros. Como los vecinos de González Catán o los de Ensenada, que se movilizan contra el Ceamse, los de los barrios napolitanos rechazan vivir en medio de un basural.

La basura que abarrota Nápoles no es propia. "Por más de cuarenta años, las industrias del norte de Italia se evitaron el costo de procesar sus residuos tóxicos, confiando la tarea a la Camorra, que disponía de basureros ilegales en el sur" (L’Unitá, 20/5). Esos basureros se llenaron y contaminaron las napas, las tierras y el ambiente. La temporaria "solución" a este colapso, el traslado de los residuos a Alemania, también es un negocio de la Camorra.

Para quebrar la resistencia popular, Berlusconi designó los terrenos de los futuros basurales como "áreas militares" y los puso bajo custodia del ejército. Cualquier vecino que bloquee el ingreso de basura será detenido, procesado y encarcelado.

La "mano dura" de Berlusconi se topó con una verdadera rebelión popular. En Chiaiano, al norte de Nápoles, cientos de personas se enfrentaron con nutridos contingentes de la policía antidisturbios. Los choques fueron brutales, con decenas de heridos y detenidos. "El barrio de clase media, gente trabajadora y pacífica (está) decidido a resistir ‘sea como fuera’ que se lo transforme en el vertedero de cientos de miles de toneladas de basura" (Clarín, 25/5). La población formó barreras humanas, que incluyeron abuelos con sus nietos, para impedir el paso de la policía que intentaba destruir las barricadas que bloquean el paso de camiones hacia el basural.

Berlusconi debutó desatando una pueblada. La rebelión, dice la prensa, amenaza extenderse a los demás barrios y localidades donde se instalarán los basureros.

El gobierno respondió reforzando la militarización de Nápoles. "Es la hora de la fuerza; el Estado no cederá", declaró Berlusconi frente a las protestas (Corriere della Sera, 31/5). Mientras tanto, la policía detuvo a 55 miembros del clan mafioso más poderoso de Nápoles; "el gobierno (dice) que la mafia alimenta las protestas de las poblaciones contrarias a la instalación de nuevos basurales" (Clarín, 27/5). Las detenciones refuerzan el clima policial contra la población pero están lejos de desarticular a la Camorra, que ha establecido fuertes lazos de negocios e ‘intereses’ con "grupos empresarios, la administración pública, sectores políticos y financieros" (ídem).

El domingo 1°, una manifestación de decenas de miles de personas marchó por Nápoles en repudio a los basureros, a la Camorra y a la militarización de la ciudad.

L. O.