Políticas

25/12/2003|831

Qué intereses defiende Kirchner

El gobierno orquestó una gran campaña contra los abusos de las privatizadas. Se trata de una cortina de humo.


No hay que olvidar que Kirchner estuvo a la cabeza de los “gobernadores cavallistas” que apoyaron las privatizaciones de los años ’90, en especial las petroleras y las mineras. Parrilli, actual secretario de la Presidencia, “era el miembro informante de la privatización de YPF” (Ambito, 19/11). Kirchner se ha hecho cargo ahora de dar impulso a un nuevo eje de grandes negocios capitalistas con aporte del Estado: petróleo, construcciones, rutas, exportadores, acero, soja, telefonía celular.


Kirchner, “gerente de Repsol”, ha mantenido intacto el privilegio de las petroleras de disponer libremente de las divisas por la exportación, especialmente de petróleo crudo. Al obviar el ingreso al país del 70 por ciento de los dólares producidos por sus ventas al exterior, las petroleras son responsables de una fuga de capitales mayúscula que sólo en los últimos 20 meses alcanza la suma de “5.700 millones de dólares, coincidiendo con una sensible merma en sus inversiones, que se prolonga desde el año 2000” (Página/12, 19/11). El desfinanciamiento de las inversiones (que en el 2002 alcanzaron apenas los 1.300 millones) se produce en el momento de mayor exportación de productos energéticos de las últimas décadas.


A pesar de todo, los petroleros hacen punta con el reclamo de actualización de tarifas, especialmente para el consumo de gas.


“No hay problema”: “Néstor Kirchner – dice La Nación – sabe que las tarifas de gas domiciliario sufrirán finalmente un aumento”, gradual, “de más del doble en dos años” (25/11), no inferior al 114 por ciento. En cuanto a la inversión, el Estado aportará 250 millones de dólares para la realización de un gasoducto a cargo de Techint. En el acuerdo entre Kirchner y Paolo Rocca (de Techint) se establece como meta elevar el precio del gas en boca de pozo a un 80 por ciento de los precios (en dólares) vigentes antes de la devaluación.


En el mismo “tono” de anuncios, el Estado se comprometió a invertir “en las rutas 682 millones de pesos” (La Nación, 26/11), sólo para hacer repavimentaciones que salven la falta de inversiones de los concesionarios. La alegría de la Cámara Argentina de la Construcción se incrementa por la decisión de Lavagna de destinar el 75 por ciento de los créditos aprobados por el Banco Mundial y el BID para la gestión Kirchner, en infraestructura y obra pública. El grupo Irsa (ex Soros), controlante del Banco Hipotecario Nacional, ha largado un plan de viviendas con aval del Estado y un fideicomiso, controlado por el BH, que le permite al banco seguir haciendo negocios a pesar de que está quebrado. Para ello, emitirán cédulas hipotecarias que los futuros adquirentes de las viviendas comprarán por anticipado hasta cubrir por lo menos un 20 por ciento del crédito que van a recibir. Con este peculiar mecanismo, Irsa quiere reflotar la Ciudad Deportiva de La Boca y el Hotel Llao-Llao, en Bariloche.


En el sector eléctrico, Kirchner acaba de dar a las generadoras de electricidad 150 millones de pesos, vía un préstamo al Fondo de Estabilización Eléctrica del mercado mayorista. La devolución del préstamo se hará con los tarifazos.


El mismo camino recorren los negocios telefónicos, del servicio de agua y del transporte aéreo.