Políticas

7/4/2020

¿Qué pasa en la Universidad de Salta en medio de la pandemia?

Círculo Universitario del PO de Salta

Con la prórroga de la cuarentena el rectorado de la UNSa sacó una resolución que lógicamente adhiere a ella manteniendo la suspensión de clases hasta por al menos el 12 de abril. Pero dicha resolución plantea un problema, porque en su segundo y último artículo exhorta a todas las unidades académicas a implementar o continuar con el apoyo a la enseñanza por medios virtuales. 


El propio rector, Víctor Claros, en una entrevista que se publicó en el diario El Tribuno el 30 de marzo pasado, advierte que la UNSa aún no cuenta con todos los elementos tecnológicos para desarrollar la enseñanza virtual y la enseñanza a distancia. Al mismo tiempo, explica que muchos estudiantes no cuentan con los elementos necesarios, computadoras, tabletas o conexión a internet, lo que hace desde ya imposible la enseñanza virtual, y además señala que la situación de cómo se desarrollan las actividades en esta etapa es diferente según la facultad o cátedra de que se trate. 


Claramente cada facultad ha adoptado medidas diferentes frente al problema. En Exactas el decano sacó una resolución donde habilita a que se evalúe a los estudiantes del ingreso de manera virtual, una barbaridad. Por su parte, en Humanidades se estableció la enseñanza virtual como acompañamiento y contención; y Naturales suspendió todas las actividades y plantea reconsiderar todo una vez que pase la cuarentena; entre algunos de los casos. 


¿Y qué pasa con los docentes? 


No solo los estudiantes tienen problemas de conectividad o falta de computadoras. Una encuesta realizada por el sindicato reveló que la mitad de los encuestados tienen problemas de conectividad y más del 25% debía compartir la computadora en su hogar. Por otra parte, el 54% tiene familiares en edad de riesgo o hijos menores de edad. Claramente todo esto marca una situación que impide la virtualidad de la enseñanza. A esto hay que sumarle que en las facultades donde más se trató de avanzar en la virtualidad, el tiempo requerido para generar contenidos supera al que establece la dedicación del docente. 


Para el caso de que los docentes logren establecer contacto con sus estudiantes, carguen materiales y bibliografía, el mismo debe ser siempre dentro del horario de clases y entendiendo que la virtualidad en ningún caso reemplaza a la enseñanza presencial, ni puede ser a costa de los derechos laborales. 




La apretada de la Franja


La Franja Morada ha presentado ante el Consejo Superior un proyecto de reprogramación del calendario académico que plantea iniciar las clases el 1 de junio y terminar en marzo de 2021. Plantean además que si continúa la crisis sanitaria, impidiendo las clases presenciales, se dicten de manera virtual, para lo cual proponen que entre el 13 de abril y el 29 de mayo haya un periodo de acompañamiento en entornos virtuales. Al mismo tiempo, indican que se debería establecer una reglamentación que permita desarrollar la enseñanza virtual ya que el estatuto de la UNSa solo prevé la presencial. 


Como puede observarse, la propuesta de la Franja no tiene en cuenta la realidad que viven docentes y estudiantes, que hace imposible la efectivización de la enseñanza virtual, si fuera el caso. Tampoco tiene en cuenta la imposibilidad de que en un mes y medio se pueda capacitar a todos los docentes en entornos virtuales y mucho menos contempla que su propuesta choca con los derechos laborales de los docentes. Las fechas que proponen son arbitrarias, ya que las mismas dependerán de recomendaciones científicas. 


Lo de la Franja va en sintonía con lo que todo indica es la línea bajada por el propio ministro Trotta, y con el reclamo de las grandes patronales de levantar la cuarentena. 


En caso que prospere esta medida, llamamos la atención que la universidad deberá garantizar todas las medidas sanitarias, lo que implica aumentar el personal no docente, e insumos de higiene en todos los baños.


Por sobre todo, como el inicio del periodo lectivo estará determinado por la presencia de miles estudiantes, que en los primeros años deben cursar en aulas de más de 400 personas, la UNSa podría convertirse en un gran foco de contagios. Para preservar la salud de docentes, estudiantes, no docentes y personal administrativo, la universidad debería abrir nuevas comisiones a cargo de docentes con salarios de convenio.


El hambre no es virtual


Con el cierre de la UNSa, por supuesto, vino el cierre de su comedor. De él dependen cientos de estudiantes que todos los días reciben un almuerzo que les permite aguantar la jornada de clases. Cabe aclarar que otros cientos quedan afuera diariamente. La necesidad del comedor la sienten mayoritariamente estudiantes del interior que vienen a estudiar a Salta con pocos recursos. Muchos de ellos han quedado varados sin poder regresar a sus hogares y están pasando situaciones muy difíciles, no tienen para comer. 


Esta situación ha provocado que algunos centros hayan anunciado la entrega de bolsones alimentarios y que hasta el rectorado hable del tema, pero no se conoce nada concreto por ahora. 


Un programa para enfrentar esta etapa


Ante la situación que está planteada en la UNSa una cuestión fundamental es en primer lugar garantizar que los estudiantes puedan comer. Por eso planteamos que desde el comedor, que tiene un presupuesto que en estos días no se está ejecutando, se entreguen viandas o bolsones alimentarios a los estudiantes con problemas, sobre la base de datos de los que se inscriben todos los días para poder alimentarse. 


En segundo lugar llamamos a desarrollar una campaña para que la universidad garantice el acceso a internet y computadoras a todos los estudiantes inscriptos en las materias y que no cuenten con estos elementos, así como para los docentes en idéntica situación.  Vamos por un plan de becas para todos los estudiantes que las necesiten. Acceso a las becas Progresar que deberían aumentar a $10.000


Rechazamos que se realicen evaluaciones (parciales, por ejemplo) en este período, salvo los casos donde el 100% de los inscriptos acuerde con ser evaluado por métodos virtuales, como podría ocurrir en la carrera de informática que es un caso excepcional. 


Por último creemos que no pueden ser el rector ni el Consejo Superior quienes definan como se reformula el calendario o que hacer frente a una posible continuidad de la cuarentena. Por eso planteamos que debe convocarse a estudiantes, docentes y no docentes, a sus centros de estudiantes y sindicatos, a un amplio debate para mejor abordar la situación, que claramente es excepcional y por lo tanto requiere de medidas excepcionales. Cualesquiera sean esas medidas requerirán una gran cantidad de recursos para ponerse en marcha por lo que el no pago de la deuda externa es una consigna de vital importancia.