Políticas

3/12/2015|1392

Quién es el nuevo ministro de Agricultura


Cuando en febrero de 2003 los campesinos formoseños cortaban rutas para detener a las empresas sojeras que los intoxicaban con agroquímicos, Ricardo Buryaile los fustigó duramente, porque, decía, perturbaban el buen clima para las inversiones en la provincia. El gobernador K, Gildo Insfrán, sostenía lo mismo.


 


Buryaile, un terrateniente-ganadero formoseño, era por entonces dirigente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Chaco y Formosa (ChaFor), integrante de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).


 


En 2005, cuando miles de campesinos se movilizaron a la ciudad capital con un pliego de demandas urgentes ante la situación desesperante de los pobres del campo atacados por los “agronegocios”, la santa alianza sojero-ganadera-fumigadora volvió a manifestarse: Buryaile, Insfrán y Luis Basterra (por ese entonces ministro de la Producción de la provincia y actual diputado nacional del FpV) cerraron filas nuevamente contra el campesinado y los trabajadores rurales de la provincia.


 


Tres años más tarde, desatado el conflicto por la renta agraria entre los capitalistas rurales y el gobierno, el dirigente saltó a la palestra nacional (ya era vicepresidente segundo de CRA) como uno de los principales dirigentes de la infame Comisión de Enlace. Montado en esa notoriedad, y ante la falta de figuras convocantes en el deshilachado radicalismo local, logró entrar como diputado nacional (UCR) por la provincia de Formosa en 2009. En 2013 renovó su banca.


 


Buryaile además de pronunciarse por una devaluación “inmediata”, promete la eliminación y/o rebaja de las retenciones, así como aliviar la “carga impositiva” para los capitalistas (lo que significa, además de desfinanciar al Estado y golpear duramente al bolsillo popular, mantener y profundizar la precariedad del trabajador rural). El que sea presentado como un representante del “interior profundo” no es un tema menor. Precisamente, la provincia de Formosa muestra palpablemente las consecuencias depredadoras, social y ambientalmente, y la naturaleza parasitaria de la actual fase de desarrollo capitalista en el agro: acaparamiento de tierras, represión homicida a originarios, expulsión de la población, intoxicación por fumigaciones, pobreza perenne, emigración y “feudalismo” político. Buryaile no sólo ha acompañado e impulsado este proceso, sino que ha sido uno de sus principales protagonistas y beneficiarios.