Políticas

9/4/1998|580

Quién le teme al 1° de Mayo

En la reunión que el pasado 6 de abril realizó la “Comisión de Memoria, Verdad y Justicia”, que organizó la marcha de 20 mil personas el último 24 de marzo, Izquierda Unida y el Ptp se opusieron a la realización de un acto común el próximo Io de Mayo. En la Comisión militan partidos de izquierda, agrupaciones sindicales y organizacio­nes de derechos humanos.


Nosotros ‘entendemos’ perfectamen­te bien las razones de esta posición. Iz­quierda Unida no quiere ‘empañar1 lo que se ha propuesto convertir en un resu­citado sello electoral. Acepta como aliados a eventuales emigrantes del Frepaso, por eso coqueteó a Juan Pablo Cañero con la ilusión de que éste fuera consecuente al menos con una votación solitaria de la anulación de la obediencia debida. Se ‘arrepiente’ de no haber sabido mántener a la vieja lU y ahora está francamente decidida a no apartarse de las exigencias del electoralismo. La sabiduría ‘estraté­gica’ de IU se reduce a lo siguiente: si Menem divide a la Alianza o si el candida­to de ésta es De la Rúa, existe la posibili­dad de que se divida el Frepaso y de que de aquí salga un candidato ‘nacional y po­pular” para IU. Por eso, IU hará sólita un acto del 1° de Mayo, pero no se olvidará de acusar a todos los demás de ‘sectarios’.


La posición del Ptp es todavía más ‘comprensible’. Desde fines del año pa­sado viene asegurando la inminencia de un ‘argentinazo’ provocado bajo la ba­tuta del MTA. Ya estamos a mediados de abril y ni siquiera tiene fecha un prometido paro aislado. Tampoco la opo­sición aliancista o el duhaldismo mues­tran las agallas que el Ptp le atribuye a la burguesía nacional y a los sectores patrióticos —no hablemos ya de Patti (rosista) y Rico (malvinero). La CTA, por su lado, ha decidido llamar a una ‘jor­nada,’ el 28 de abril, que de por si anun­cia el intento de vaciar el 1° de Mayo. El 8 de marzo pasado el Ptp organizó un ‘abrazo’ para defender la mesa de dine­ro que es el Banco Nación, pero tampoco los anuncios de privatización de la cueva provocaron arrestos de lucha de la oli­garquía nacional. Ante semejantes fra­casos y reveses, la receta burocrática aconseja ‘fortalecer’ al ‘partido’. Por lo tanto, el Ptp alquiló la Federación de Box.


La realización de un acto de trabaja­dores, o sea clasista, el Io de Mayo sí fue apoyada por el Mas y el PC (fracción congreso extraordinario), y su posibili­dad fue defendida como positiva por la representante de los Familiares de Des­aparecidos.


El asunto es que el próximo 1° de Mayo se plantea la misma necesidad que acabó deformada el año pasado: un acto de clase, o sea un acto de las organi­zaciones partidistas y no partidistas de los trabajadores, para luchar por la in­dependencia política de la clase obrera respecto a los capitalistas, sus partidos y su Estado. El agotamiento del mene- mismo y hasta el desmoronamiento del peronismo obligan literalmente a plan­tear que los obreros se organicen en forma independiente, en forma más aguda y contundente que nunca. Esta necesidad se acentúa como una posibili­dad por el rápido re-ingreso del país a nuevas convulsiones económicas. Las ideas revolucionarias empiezan a crecer en autoridad como consecuencia del agotamiento de las experiencias demo­cratizantes (Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde), que no han sido más que marionetas del imperialismo.


Hay una prueba de hierro a la que debe someterse cualquier acto que se haga el 1° de Mayo: ¿cómo puede servir para la lucha de los obreros en los soca­vones de Río Turbio: con unidad clasista o electoralismo democratizante? ¿Cómo puede servir a los bancarios del Patri­cios, a los jubilados, a los desocupados de las barriadas de Neuquén o Florencio Varela, o al conjunto de los docentes? ¿Cómo puede servir para la solidaridad con los Sin Tierra de Brasil o los mineros y cocaleros de Bolivia: unitario de clase o divisionista electorero?


El Partido Obrero declara abierta­mente que lo que está en juego el 1° de Mayo es simplemente esto: o estrategia de independencia obrera o recauchutaje de experiencias democratizantes, sean patronales o pequeño burguesas. Por esto mismo creemos que la movilización del 1° de Mayo debe adquirir un alcance mayor que en el pasado, mediante actos de unidad obrera y clasista en la mayor parte de las ciudades y pueblos en toda la semana previa al primero. Es necesa­rio poner al próximo 1° de Mayo en el verdadero contexto de la lucha política en Argentina: mientras el polo político capitalista del peronismo y la Alianza se consuma en el fracaso ante la crisis y se descompone con rencillas internas, los trabajadores necesitan vitalmente una salida que hable en su propio nombre.


Llamamos a todos los partidos de izquierda y a todas las organizaciones luchadoras no partidistas a organizar un 1° de Mayo internacionalista en co­mún, con la clara conciencia de que marchamos de este modo a la consuma­ción de una estrategia política.