El “gran negociado” del canje de la deuda está a la vista. “Por la inflación de marzo -tituló Clarín la semana pasada (7/4)-, la deuda subió 724 millones de dólares”. Esto ocurrió porque la deuda emitida en pesos se ajusta por el CER, un índice que refleja la inflación, la cual fue del 1,5% en marzo. Esos 724 millones de dólares “equivalen al pago de un mes y medio de haberes a los 3 millones de jubilados y pensionados” (ídem).

 

A esos 724 millones de dólares hay que sumarles otros 2.606 millones de la misma moneda. Es que “los nuevos bonos tienen como fecha de emisión el 31 de diciembre de 2003. Y desde entonces hubo tres factores que la hicieron crecer: la parte de la deuda que se ajusta por la inflación, la revaluación de monedas como euros y yenes, y la capitalización de intereses de los bonos de Descuento y Cuasi Par” (Clarín, 25/3). Por el ajuste del CER, la deuda subió 1.413 millones de dólares; la capitalización de intereses sumó 466 millones; y la revaluación de monedas otros 727 millones de dólares.

 

Se calcula que cada punto de inflación incrementa en 500 millones de dólares la deuda pública. Lavagna estimó que este año la inflación sería del 10%, lo que implica que, sólo por ese motivo, la deuda —y solamente este año— aumentaría en 5.000 millones de dólares. Esta es la gente que dice que la Argentina comenzó un proceso de “desendeudamiento”.

 

Justamente este negociado fue denunciado desde Prensa Obrera. En su momento dijimos que “hay bonos en pesos que además se ajustan por la inflación. Si se confirman los pronósticos de una inflación que oscilaría en el 10%, el bono tomado como ejemplo pasaría a valer 3,30 pesos. Una combinación de inflación interna y de revaluación externa del peso dejaría beneficios extraordinarios a los que se queden con la deuda pública nueva” (PO Nº 887, 17/2).

 

Es lo que está sucediendo: la deuda en pesos crece y el valor del dólar retrocede, lo que agranda la rentabilidad de la deuda argentina, en dólares, para los bancos y fondos de inversión.