Políticas

27/11/2014|1342

Radiografía de un derrumbe


La recesión en la industria ya está entre las más prolongadas desde el fin de la convertibilidad hasta ahora, sólo superada por la bancarrota de 2001. Acumula 15 meses con una caída del 10%. De persistir esta tendencia en lo que resta del año, la recesión industrial “promete erigirse como la de mayor extensión de la década y acercarse a dolorosos niveles” (Ambito, 21/10).


 


El empleo y los salarios han caído: desde julio de 2013, hay 485.000 empleos menos; de los cuales, el 84%, corresponde a los meses del presente año. Si sumamos ocupados y subocupados, totalizan 2.400.00 personas, el 16,7% de toda la mano de obra. Las estadísticas ofíciales no incluyen a los que se desempeñan en planes sociales. Si se los tomara en cuenta, la desocupación sería de 4 millones de personas. Por otro lado, hay un descenso pronunciado de los salarios “que se ubica en promedio en torno al 7,7%, que se agrava llegando al 11% de los trabajadores no registrados y que sube al 14% para aquel sector de los asalariados afectado por el impuesto a las ganancias” (La Nación, 23/11). El retroceso es la principal razón de la recesión. En la industria automotriz, ha bajado un 40% la compra de autos en el mercado interno, mientras que las exportaciones han caído en mucha menor medida.


 


 


Vaciamiento de las reservas


 


El gobierno le adeuda al Banco Central 48.500 millones de dólares y 224.000 millones de pesos, que equivalen a 26.750 millones de dólares. En total son 75.250 millones de dólares, más de dos veces y media las reservas internacionales brutas del BCRA, que rondan los 28.100 millones de dólares, incluyendo los yuanes chinos.


 


El año próximo, el BCRA deberá darle al gobierno 11.889 millones de dólares para pagar los vencimientos de la deuda pública. También deberá entregar 85.000 millones de pesos por utilidades contables y más “adelantos”, por 62.000 millones de pesos. Esto no incluye las obligaciones externas del sector privado. La deuda con los importadores asciende a 5.000 millones de dólares por transacciones con el exterior ya concretadas -algunas fuentes llevan esa cifra a 10.000 millones de dólares.


 


 


Cuentas en rojo


 


El déficit fiscal se ha disparado un 170%. El pago de la deuda, los subsidios y las firmas públicas impulsaron la suba. “El déficit de 2014 superará los 150.000 millones, con ayudas del BCRA y Anses por 140.000 millones -casi triplicando el rojo de 2013- que se cubrirá con más emisión y deuda” (Clarín, 20/11). Esta emisión parasitaria echa leña al fuego de la carestía que ya supera el 40% anual, pese a la caída de la demanda. El gobierno pretende achicar el rojo con un nuevo tarifazo -esta vez, de la electricidad-, suprimiendo los subsidios y aumentando un 300% las tarifas. Pero esta medida, como ya ocurrió con el gas, no redundará en una baja de los subsidios.


 


 


Deuda 


 


El país no cuenta con los dólares para afrontar los vencimientos de 2015. El superávit comercial ya no alcanza para pagar los intereses de la deuda pública y privada. Hasta septiembre, el superávit por ese concepto ascendió a 6.500 millones de dólares, que hubiera sido aún más reducido en caso de no haberse restringido las importaciones. Los pagos por servicios, turismo, giro de utilidades (favoreciendo a varios grupos empresarios, ya que se hizo la vista gorda al cepo), la fuga de divisas y los intereses de la deuda, insumieron 10.000 millones de dólares. A esto hay que sumarle los vencimientos de la deuda. “Con préstamos del Banco Central, Banco Nación, Anses y organismos internacionales, queda un bache de 6.000 millones en lo que resta de 2014 y otros 17.000 millones en 2015” (Clarín, 5/7).


 


 


Conclusión


 


El precio de la “paz cambiaria” ha sido un sensible aumento de la tasa de interés, que ha encarecido el financiamiento del Estado. Los desequilibrios de la economía se han acentuado. Hay un derrumbe económico a la vista de todos.