La Plata tiene un porcentaje de pobreza superior a la media nacional, con un 40,6% de personas que no logran cubrir la canasta básica, y también de indigencia con un 13,5% de platenses que no cubren siquiera la canasta alimentaria.

Desde 2019 gobierna la ciudad Julio Garro del PRO, pero estos números se extienden también al Gran La Plata, incluyendo a Berisso y a Ensenada que dirigen los kirchneristas Fabián Cagliardi y Mario Secco respectivamente. Esta catástrofe social se repite en el conurbano, donde según los datos del Indec la pobreza creció un 10% con respecto a la última mitad del año pasado, yentre las infancias y los menores donde la pobreza trepa al 73% -confirmando que la deuda externa se paga con el hambre, la indigencia y la miseria del pueblo trabajador. Kicillof deliberadamente posterga el envío del presupuesto 2022 a la Legislatura que oficiará como garantía de ajuste para los bonistas.

El crecimiento de la pauperización social retrata a La Plata y a la región como la capital provincial de los asentamientos precarios, con 122.000 platenses que sobreviven sin servicios elementales ni alimentación básica en la periferia, mientras que 375.000 personas no cubren el costo de la canasta básica que ya superó los 73.000 pesos.

Mientras el intendente Garro bate palmas por la aprobación del Código de “Convivencia” que penaliza la protesta popular, a los manteros y la venta callejera, en la ciudad capital de la provincia y en los municipios vecinos de Berisso y Ensenada hay 260 asentamientos con una población de 50.000 familias (aproximadamente 200.000 personas) que mayoritariamente carecen de agua potable, cloacas, y servicio seguro de luz, según un informe de la Universidad Católica.

La tendencia a una mayor expansión de los mal llamados “barrios populares” crece como consecuencia de la inflación, los bajos salarios, la desocupación, el altísimo precio de los alquileres, la imposibilidad de acceder a los créditos hipotecarios. En la ciudad de La Plata domina el monopolio de las grandes inmobiliarias, que impusieron el “Código de Ordenamiento Urbano” expulsivo de las familias del casco urbano hacia la periferia, el cual viene de tiempos del peronista Pablo Bruera. Los ediles de Garro hacen campaña pidiendo el desalojo a las cientos de familias que ocupan el abandonado predio del ex Club Planeadores, reivindicando la salvaje represión de Berni y la Bonaerense a los ocupantes de tierras en Guernica.

¿Baja la desocupación? El desempleo en el Gran La Plata alcanza, según mediciones oficiales, a 24.000 personas, y 150.000 son subocupadas o necesitan de un segundo trabajo y mayor cantidad de horas para llegar a la canasta básica. La “baja” del desempleo con respecto a 2020 es en buena parte producto del llamado “efecto desaliento”, que comprende a la franja de la población sin empleo que deja de buscar trabajo porque no consigue, por el alto costo del boleto y el transporte, y por la precarización extrema del empleo que hunde el salario y los ingresos. El 35% del “mercado laboral” de la región es informal, es decir trabajo precario, especialmente para la juventud y sobreexplotación de la población migrante.

El Frente de Izquierda Unidad colocó en el centro de su campaña política y electoral la lucha en defensa del trabajo y la vivienda, por un salario no inferior al costo de la canasta familiar, la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, y un plan de construcción de viviendas y urbanización bajo control de los trabajadores, movilizando la mano de obra desocupada y las y los trabajadores de los “programas sociales” con trabajo genuino y bajo convenio.

El voto al FIT Unidad refuerza esta lucha popular y la posibilidad cada vez más cierta del ingreso de una bancada de la izquierda al Concejo Deliberante platense. Una bancada del FIT Unidad quebraría la mayoría automática de Juntos y la pasividad cómplice del Frente de Todos.

¡La izquierda al Concejo con el Frente de Izquierda Unidad!