Políticas

20/2/1997|528

Reactivación : Menem y Fernández falsifican las estadísticas

El tema de la ‘recuperación económica’ y de la definitiva ‘superación del efecto tequila’ se ha transformado en un asunto de proselitismo abierto por parte del gobierno y de los grupos capitalistas que lo apoyan. Cavallo, por ejemplo, acaba de criticar la ‘prudencia’ de Roque Fernández con relación a los pronósticos de crecimiento para 1997, con el argumento de que eso no estimula la inversión extranjera.


El proselitismo ha llevado a la manipulación directa de los datos. Según el periodista Wálter Graziano, “en menos de dos meses el Gobierno ha difundido al menos 8 de los indicadores macroeconómicos cruciales de manera tendenciosa, incompleta o directamente falsa” (La Nación, 2/2):


* Préstamos de los bancos oficiales al Gobierno se los incluye en la recaudación. “Con ese truco se logra mostrar una cifra de déficit fiscal artificialmente baja”.


* Se divulgó una baja de la morosidad de los créditos en el sistema bancario: “En realidad lo que hubo fue un gran traspaso a pérdida de créditos de la banca provincial”.


* Se presentó la producción industrial de diciembre en alza, pero “en relación a noviembre lo que hubo fue en realidad una caída…”.


* Se difundió que se habían creado 199.000 empleos entre mayo y octubre del año pasado: esto “se da de bruces con las más confiables estadísticas oficiales que muestran desempleo en alza”.


* Se dijo que las ventas en los supermercados eran récord cuando las cifras no se pueden comparar, porque “la encuesta en cuestión sólo tiene cinco meses”.


* También hay dudas “sobre las reservas internacionales del país”, y las estadísticas de exportaciones están manipuladas (aduana paralela, sobre y sub-facturaciones).


Hay más ejemplos de esta “manipulación informativa”. Para La Nación hubo “récord de recaudación en enero”, pero cuando se analizan las cifras surge que se debe al aumento en el precio de los combustibles. “Si se compara lo ingresado en enero con diciembre último, resulta una disminución del 18,4%, por lo que aún no puede hablarse de una recuperación del consumo”.


Más grave es el fraude estadístico con los datos de la recaudación previsional, porque Economía anuncia que “hay más cotizantes” pero oculta que se sumaron durante 1996 cinco Cajas provinciales. Los aportes, por lo tanto, que antes ingresaban en las provincias, ahora lo hacen en el sistema nacional. “Además hubo bajas en lo que se recauda por las cuotas de la moratoria” (La Nación,ídem).


Crisis


El error común a todos los economistas burgueses es que se limitan a señalar las fluctuaciones de la producción y soslayar el proceso de conjunto de la acumulación capitalista.


La economía argentina ya no superó el derrumbe del Plan Cavallo ni los efectos del tequilazo, ni tampoco la economía mundial ha dejado atrás la tendencia al derrumbe de valores bursátiles y especulativos como lo demuestran el hundimiento de las Bolsas en Japón y el Sudeste asiático y la espectacular caída de sus monedas. La Argentina registra hoy el récord de 6.000 millones de dólares de déficit fiscal anual y el endeudamiento nacional, de 150.000 millones de dólares, está creciendo para cubrir los intereses y las amortizaciones impagables de esa deuda. Las reservas internacionales están totalmente comprometidas con ese endeudamiento.


Ese déficit fiscal continúa en aumento, como lo muestran las cifras de enero. Se pasó de un rojo de 356 millones, un año atrás, a 423 millones en enero de 1997.


Hay un rojo anual de más de 20.000 millones en la balanza de pagos, con una balanza comercial neutra. Más de 2.000 millones corresponden al déficit en los servicios (seguros, fletes, etc.). Otros 2.000 millones se deben a las utilidades que giran las empresas extranjeras. Seis mil millones, a los intereses de la deuda. Y más de 10.000 millones a los vencimientos de capital de la deuda.


Todo esto ha convertido a la Argentina en el principal emisor de bonos y deudas en América Latina, acentuando su incapacidad de repago.


Por eso, en el reciente Foro de Davos, se dijo “que el mayor peligro en Latinoamérica viene del Brasil y la Argentina” (Clarín, 4/2). Para el ‘gurú’ Jeffrey Sachs en Brasil el real está sobrevaluado, y “la competitividad de las exportaciones argentinas es baja”.


Aunque las exportaciones aumentan, debido al ascenso de la demanda especulativa en la ‘zona dólar’, sus posibilidades como motor de reactivación son muy limitadas, porque corresponden en gran parte a productos armados con componentes importados. Si se eliminan las exportaciones fraudulentas de oro y se excluyen las de automotores, por tratarse de un comercio administrado, las exportaciones industriales han caído en 1996 el 8,8% (El Economista, 31/1).


No todos se tragan los sapos estadísticos de Roque Fernández. “Por primera vez desde que asumió el gobierno de Menem, estamos frente a un esquema de futuro delicado y debemos ser cautos cuando pronostiquemos el nivel de inversiones netas que se pueden producir en este año” (Guillermo Carracedo, El Economista, 31/1). Los condicionamientos del Presupuesto, las necesidades de financiamiento del Estado, el desequilibrio fiscal en las provincias, Brasil y la posibilidad de “un retroceso en la disponibilidad de fondos a nivel mundial”, son los factores que se invocan para recomendar ‘prudencia’.


El aumento del desempleo es una clara expresión de los límites del ciclo actual. Para aumentar la tasa de beneficio, que permita colocar la producción en el exterior, la burguesía mundial y argentina reclaman bajar aún más los salarios y depurar el mercado de los bancos e industrias que se encuentran en estado de insolvencia. Pero tal cosa acentuaría al extremo el actual proceso deflacionario, y por lo tanto cualquier posibilidad de reactivación del mercado interno.


Un apologista del ‘boom’ argentino (Juan Carlos Casas, La Prensa, 19/1) reconoció, semanas atrás, “que el mundo está muy lejos de experimentar un boom de crecimiento” y que hay en curso un proceso deflacionario mundial. En estas condiciones, los márgenes de la ‘recuperación’ se hacen cada vez más estrechos.