Políticas

12/3/1998|576

Rebelión de inundados en La Paloma

Los vecinos de La Paloma protagoni­zaron una gran movilización el 6 de febrero. Decenas de manzanas anega­das —hasta más de un metro de altu­ra— motivaron a los vecinos a ganar la calle, cortar las principales arterias y paralizar el tránsito y el transporte co­lectivo. La represión policial a esta lu­cha fue, sin embargo, inútil porque al retirarse volvían las barricadas, más reforzadas todavía, que duraron hasta que bajaron las aguas.


El sábado 7, una asamblea de más de 60 vecinos votó concurrir a la empresa que está asfaltando el barrio con la inten­ción de ocuparla si no los atendían. Para­lelamente empezó a correr un petitorio, que alcanzó casi 400 firmas, con todo un programa: zanjeo de la zona baja, indemnización de los afectados y entubamiento del arroyo empleando desocupados de la zona a 500 pesos de sueldo. Una movili­zación presentó el petitorio a la munici­palidad y aparecieron los primeros resul­tados: se zanjeó la zona crítica, aparecie­ron ingenieros de hidráulica y topadoras. Los vecinos se reunieron con Casaretto, encargado de obras de la gobernación y con la secretaria del Intendente de Tigre, que prometieron un “estudio a fondo” para “implementar las obras de acuerdo a las prioridades”.


La realidad es que estamos ante un vasto problema. Además de La Paloma, estuvieron afectados los barrios Los Pi­nos, Los Chicharrones, El Perejil, El 38, Las Tunas, Tupac Amarú y otros. Los desagües de la Autopista del Sol van al arroyo; los barrios bacanes y los countries son ‘levantados’ y sus aguas flu­yen hacia las zonas bajas y el asfalto, que avanza a paso agigantado (y al jugo­so precio de 1.000/1.500 pesos por fren­te). Estos asfaltos no tienen desagües por la ausencia de cloacas. Sugestiva­mente, antes del asfalto La Paloma ja­más se inundó.


Los vecinos son conscientes de esto. El problema entonces es profundizar lo realizado. Consolidar la Comisión que convoque una asamblea general del ba­rrio sin esperar la próxima inundación, que precise un programa incluyendo la demanda de cloacas, coordinadora con todos los barrios inundables de la zona, plan de movilización hasta imponer las reivindicaciones.


Pero la cuestión no se agota en Tigre. Decenas de distritos sufren la alteración irracional y antiobrera de la topografía bonaerense que los Duahalde y Posse llevan adelante en bene­ficio de la burguesía, polarizando la geografía del Gran Buenos Aires entre barrios ricos altos y barrios populares bajos. En las cercanías del arroyo de Garín hubo muertos en las últimas inundaciones, un grupo de vecinos en­cabezados por el PO denunció la situa­ción por el canal televisivo zonal. Se impone la organización y la moviliza­ción sobre el poder político a escala de todo el Gran Buenos Aires por este tema cada día más grave.