Políticas

11/6/2009|1087

Red Combate a Monsanto solicita que el agrocidio sea eje del debate electoral

Estimados candidatos del PO:

Desde mediados de la década del ’90, Argentina se ha convertido en una de las principales regiones del mundo en utilizar semillas genéticamente modificadas, en especial de soja y maíz, que han sido especialmente diseñadas para resistir al glifosato, herbicida creado por las mismas empresas que comercializan las semillas. El uso intensivo del glifosato, ingrediente activo del herbicida Round Up, constituye junto con las semillas transgénicas RR, el endosulfan y los fertilizantes el paquete tecnológico fundamental del modelo productivo
actual de nuestro país, que lo ha conducido a convertirse en el máximo exportador de aceite de soja, el segundo en maíz, el tercero en semillas de soja. El uso de las semillas transgénicas, así como también la resistencia generada en las plantas silvestres han llevado a la utilización de cerca de 170 millones de litros anuales de dicho veneno.

Asimismo, es importante destacar que la soja y el maíz transgénicos se cultivan intensivamente solo en 5 países del mundo: Estados Unidos, Canadá, China, Brasil y Argentina, y que desde 1996, año en que las semillas de soja RR fueron indiscriminadamente plantadas en Argentina, las tierras destinadas al cultivo de soja se han extendido, de 6 millones de
hectáreas a 14,2 millones en 2003/2004 (SAGPyA, 2004 y años anteriores).

Las hectáreas sembradas de trigo y soja, durante esos años, se han incrementado cuatro veces desde 1996 a 2004. En este contexto, a pesar de los esfuerzos de diversos sectores (empresariales y políticos) por ocultar los terribles efectos del herbicida, los mismos están saliendo a la luz progresivamente. Recientemente, Página/12 publicó los resultados de las investigaciones del Dr. Andrés Carrasco, científico del Conicet, que ponían de manifiesto cómo pocas cantidades de glifosato pueden causar malformaciones embrionarias en sapos, lo que indica que este sería el caso también en humanos.

En este sentido, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ya reclasificó los plaguicidas que contienen glifosato como clase II, altamente tóxicos, mientras que la Organización Mundial de la Salud  lo ha hecho como extremadamente tóxico (categoría I). Entre sus principales efectos se encuentran irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal y alteraciones en el sistema endócrino. En nuestro país en enero de 2009 el Gobierno Nacional anunció la creación de la Comisión Nacional de Investigación (decreto 21/09), cuyo objetivo sería la evaluación sanitaria y del impacto ambiental que está generando el uso de plaguicidas, coordinada por el Ministerio de Salud e integrada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Secretaría de Agricultura de la Nación, el Inti, el Inta y el Ministerio de Salud. No obstante, hasta la fecha no sólo no se han tenido noticias de los avances de sus investigaciones, si estas existen, sino tampoco ningún pronunciamiento ante acontecimientos recientes relativos a la utilización de plaguicidas y la consecuente agitación tanto en ámbitos académicos como en las comunidades afectadas.

Por estos motivos, exigimos que este agrocidio, silencioso pero constante, que afecta no solo a la salud de la población, sino a toda la biodiversidad, se constituya en uno de los principales ejes del debate electoral para informar de cara a la ciudadanía, la posición de los candidatos de los diferentes partidos.

A partir de estos antecedentes lo invitamos a pronunciarse sobre estos temas en sus actividades de campaña, y en caso que tenga interés, le pedimos nos comunique su posición, que nosotros nos encargaremos de difundir.

Demandamos propuestas puntuales para problemas bien concretos.

Red Combate a Monsanto