“Preocupa al Banco Central —titula El Cronista, 7/1— la parálisis de las privatizaciones” de los bancos oficiales del interior. Es que “fracasó la venta del Banco de Jujuy”, está”empantanado” el de Santa Cruz y está “ralentizado” el de Santa Fe (ídem).

Pero resulta ahora que la ‘terapia’ recomendada por el oficialismo ha llevado a la ruina al primer banco provincial “que pasó a manos privadas en agosto de 1992” (Clarín, 4/1).

La ‘privatización’ del Banco de Corrientes, según denunció la ministra de Hacienda provincial, concluyó en “una maniobra casi fraudulenta” (ídem), cuando el Estado provincial está pagando todavía “una deuda de 300 millones de pesos” por la ‘privatización’ (La Nación, 10/1). El grupo ‘privado’ que supuestamente venía a ‘capitalizar’ el banco lo terminó‘fundiendo’.

Como los ‘descapitalizadores’ no quieren poner un mango, el Banco Central ha autorizado al gobierno provincial a capitalizar el banco. En la práctica, esto significará que el gobierno pasará a controlar el 66% de las acciones (antes tenía sólo el 28%), con lo cual “retornaría a foja cero la privatización” (ídem). Pero una vez ‘normalizada’ la situación con la plata de los contribuyentes, el banco de Corrientes se volvería a privatizar.

Los responsables del desfalco son los “directores del banco que hoy mantienen deudas millonarias”, incluidos los “directores oficiales” (ídem), es decir que el mecanismo ‘privado’del vaciamiento se parece como dos gotas de agua al que se usaba en tiempos de ‘estatismo’.

El paquete accionario mayoritario del Banco había sido adquirido por un grupo empresario encabezado por el Banco de Iberá. Los ‘préstamos vinculados’ son un negociado capitalista que no reconoce diferencias entre bancos estatales o privados.