Políticas

8/3/2020

Renace el Chubutazo: #FueraArcioni, por una salida de los trabajadores y la izquierda

En Chubut, los sucesivos gobiernos peronistas, radicales y sus expresiones provinciales, han conformado un régimen cada vez más incompatible con las necesidades básicas de la población trabajadora, que históricamente se ha levantado para luchar en defensa de sus derechos. 


El hecho que encendió nuevamente la mecha este año fue el pago “selectivo y arbitrario” (en el marco de la continuidad del pago por rangos a todos los estatales) a los diputados provinciales, sus asesores, a los trabajadores legislativos (que justamente reclaman) y a la Policía, para garantizar que Arcioni brinde el discurso de apertura de las sesiones ordinarias y así avanzar con sus medidas de ajuste, que ha logrado implementar parcialmente: si bien no ha podido aplicar el congelamiento de salarios por 180 días original, sí ha obtenido el consenso (unánime) en la legislatura provincial para aprobar los retiros voluntarios con “gratificaciones” en 24 cuotas, jubilaciones forzadas en la administración pública y el llamado “débito laboral” (jubilación anticipada percibiendo el 50% del salario). Hasta ahora, Arcioni no pudo avanzar más por crisis políticas internas y por temor a desencadenar una mayor reacción popular.


Paros y movilizaciones de docentes, trabajadores de la Salud, judiciales, viales, bomberos, brigadistas y jubilados, han sido la respuesta al atraso salarial y al “pago selectivo”. Hay nuevas convocatorias para esta semana, desde Esquel se ha llamado a “construir un Chubutazo”. Ya hubo represión en Rawson, así como una importante marcha de 8 mil personas al día siguiente. Hasta los jueces comienzan a rebelarse: han denunciado penalmente al ministro de Economía, Antonena. La renuncia de los directivos del Hospital de Esquel, “porque los agentes no tienen recursos para llegar a sus puestos” grafica la profundidad de la crisis.


El laberinto de la crisis


Arcioni mismo ha dicho que el origen de la crisis es la deuda. En 2010 un dólar valía 5 pesos, diez años después, en 2020, vale más de 60. Hablamos de una deuda en dólares tan “indefaultable” (las regalías petroleras con que se paga son jurídicamente intocables, pues se “debitan” a un fideicomiso del cual se cobran los acreedores antes que la provincia) como 12 veces más impagable. Esto explica la magnitud del ataque, que por un lado garantiza la “seguridad jurídica” de los acreedores y los capitales locales, y por otro aniquila los derechos más elementales de los trabajadores. El endeudamiento ha reportado comisiones millonarias para los colocadores y gestores, y el destino de los recursos continúa en el misterio. 


Desde fines de 2019 el gobierno paga salarios gracias a un proceso de endeudamiento a corto plazo en pesos. La novedad, y esto explica el actual atraso de dos meses, es que el mercado ahora rechaza los títulos porque las tasas les parecen “bajas”. Chubut no logra colocar la deuda que Nación le autorizó emitir. El camino de la reestructuración de la deuda nacional y la crisis mundial han “cortado el chorro”.


Hay que señalar que aún con una propuesta de reestructuración a los acreedores y logrando derrotar a los trabajadores y aplicar el brutal paquetazo, estos pueden decir simplemente “no”, como lo han hecho con Kicillof en Buenos Aires. O pedir mayores tasas de interés, es decir patear hacia adelante un colapso de mayor magnitud y, por lo tanto, nuevos ajustes.


La variante de la emisión de una cuasi-moneda, o un bono trucho, para pagarle a los estatales parece haber quedado sepultada bajo el peso de su propia ridiculez, por el momento. Existen además otros factores explosivos: la deuda millonaria de las cooperativas de servicios con Cammesa anticipa potenciales tarifazos al suspenderse el congelamiento, tema que es materia de discusión entre las filas del propio gobierno nacional; el ministro de Hidrocarburos, Martín Cerdá, se pasea por Canadá vendiendo, como lo ha hecho Alberto Fernández, la necesidad de habilitar la megaminería en la provincia, si bien el levantamiento provincial del No a la Mina a fines de 2019, junto a la rebelión mendocina han asestado un golpe a esta tentativa, se ha tratado de un freno parcial; el efecto devastador del coronavirus sobre la economía mundial, empuja hacia abajo el precio del petróleo, por tanto la recaudación por regalías, la mayor fuente de ingresos de la provincia.


Default, intervención federal, nuevas elecciones o #FueraArcioni con la movilización popular


Si bien aún cuenta con el apoyo explícito de Fernández, de la burocracia sindical como el patotero de docentes Ávila, de sectores del PJ provincial y de los capitalistas locales, el poder de Arcioni es cada día más cuestionado, por propios y ajenos. Recorre Chubut el fantasma de una intervención federal, así como también la variante de un relevo en el marco del mismo PJ, ahora Frente de Todos, con convocatoria a nuevas elecciones. Esta discusión está presente en el activismo de los frentes en lucha.


Una intervención federal del gobierno de Fernández sería en los términos de “ordenar Chubut”, es decir, aplicar el ajuste que le fue encomendado a Arcioni y que este no pudo hacer. Por otro lado, dejar el piloteo de la crisis en manos del peronismo local y sus guerras intestinas significaría una sobrevida para un régimen podrido y corrupto, primer responsable de esta debacle social. Es necesario llevar adelante una política independiente, discutir una salida a la crisis en defensa de los intereses y derechos de la clase trabajadora. En primer lugar, Arcioni se tiene que ir con la movilización popular. Su gobierno es cada día más intolerable e inviable.


Las huelgas de 2018 y 2019 han sido tenaces, y si bien el movimiento de lucha no ha sido derrotado, tampoco ha conquistado todas sus reivindicaciones, ni mucho menos encontrado una salida, un planteo propio e independiente.


La clave es la independencia y la autonomía de la dirección de las organizaciones obreras, que se han mantenido bajo la órbita de las variantes políticas patronales. Las enormes luchas de estos años se han llevado adelante a pesar de dichas direcciones, mencionamos puntualmente a la Mesa de (des)Unidad Sindical, su descoordinación y su pavor a las más amplias instancias de deliberación obrera, para unificar y potenciar las luchas.


Es necesario un Congreso de delegados de base de los sindicatos, que diseñen junto a asambleas populares un plan de lucha progresivo, hacia la huelga general, y que discuta un programa de salida, una perspectiva de poder de la clase trabajadora.


– No pago e investigación inmediata de la deuda provincial.


– El #NoEsNo lo conquistaremos, una y otra vez, en las calles.


– Nacionalización y control de los recursos estratégicos, en manos de comités obreros y científicos, asambleas populares y ambientales.


¡Vamos por un enorme Chubutazo que ponga fin a esta interminable historia de saqueo!