Políticas

22/1/2004|834

Repsol y Kirchner

La furia “antiprivatizadora” del “huracán K”, como ya se sabe, nunca salió del papel, pero pasó de largo especialmente para los grandes pulpos que enajenaron el petróleo por “chauchas y palitos”.


Efectivamente, “el sector de hidrocarburos ha quedado fuera del proyecto-marco de regulación de los servicios públicos privatizados (…) reflejando un eslabón más del tratamiento privilegiado que tienen los petroleros respecto de otros sectores” (Página/12, 13/12/03).


La condescendencia no es fortuita. Es el resultado de “la muy buena relación que mantienen el ministro de Planificación, Julio De Vido, con la española Repsol”, seguramente porque en su etapa de gobernador de Santa Cruz, Kirchner usufructuó “con oportunismo la privatización de YPF”. Este “pacto de sangre” con las petroleras sigue siendo un pilar del oficialismo.


Pino Solanas –un adicto a Kirchner– acaba de recordar que el lobby de la entrega petrolera estaba integrado, además de los Matzkin, Amadeo, Camaño, Lamberto, Ruckauf o Toma, especialmente por “Oscar Parrilli, el actual secretario de la Presidencia, como informante del proyecto privatizador”, y los kirchneristas Fellner (gobernador de Jujuy), González Gaviola (ex interventor del Pami), José Gioja (gobernador de San Juan, apoyado particularmente por Kirchner), el ex menemista Jorge Yoma, devenido en patagónico, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá (Página/12, 23/12/03).


Esta “petrocracia” capitaneada por Kirchner ha mantenido y profundizado las prebendas de las petroleras.


Entre enero de 2000 y septiembre de 2003 “las petroleras contaron con 12.762 millones de dólares de libre disponibilidad por sus exportaciones” (Página/12, 13/12/03), que dejaron en el exterior, tal cual lo reconoce el Banco Central: “El sector petrolero lidera el ranking del total girado al exterior por utilidades y dividendos en los primeros meses del año” (ídem).


A las petroleras –además de ser premiadas con un alto precio internacional para los combustibles–; “se (les) consiente la evasión fiscal al permitir que la misma compañía extraiga, transporte, refine y venda, sin que exista ningún control de su extracción” (ídem). La propiedad provincial del subsuelo ha servido para que Romero en Salta y Kirchner en Santa Cruz hicieran negociados como el de Sobisch: “La ilegítima prórroga por 10 años del yacimiento Loma de La Lata a favor de Repsol, una riqueza de 40.000 millones de dólares a cambio de solamente 300 millones” (ídem).


Kirchner, “gerente de Repsol”, sólo puede encarnar “esperanzas” de un nacionalismo remedado en aquéllos que conscientemente se niegan a ver la realidad.