En uno de los distritos más pobres del conurbano bonaerense, donde uno de los principales flagelos de la juventud es la droga, la política es cerrar el último servicio en el hospital público para la atención de adicciones.

Quedaban dos en la provincia de Buenos Aires, el penúltimo que funcionó era el de Lanús, ahora se cierra el del hospital Mercante. El comunicado dice que “después del alta del último paciente” se cierra el servicio definitivamente. A esto se suma el cierre del servicio de identificación del nacido, haciendo que los especialistas de mismo cubran servicios de enfermería y tareas generales, y permitiendo que los recién nacidos puedan salir del hospital con cualquier mujer sin ser identificados por sus huellas.

Los delegados de ATE y otros sectores convocaron a una asamblea, el 7 de enero, que contó con una gran convocatoria. Se planteó la necesidad de denunciar esta política que pone en riesgo la salud de la población; a la Dirección del Hospital, que permite estos cierres de servicios, y a los administradores del hospital, quienes no están manejando con transparencia los fondos. Se propuso empezar a accionar con firmeza en pos de paros progresivos, hasta alcanzar el paro provincial de la salud. Se resolvió también una nueva asamblea y ampliar la difusión de la situación.

El rescate al hospital Mercante vendrá de la mano de la organización y la lucha de los trabajadores y pacientes.