La tormenta del domingo 8 dejó al descubierto una realidad que no nos es ajena a miles de riocuartenses: la gran cantidad de familias que construyen sus viviendas en asentamientos precarios, como resultado de las crecientes subas en el precio de los alquileres. Sin lugar a dudas, el nivel de familias afectadas por la tormenta de granizo hubiese sido mucho menor si las viviendas afectadas hubiesen sido sólidamente construidas.

Hace cinco años, el déficit habitacional en la ciudad era de 6 mil viviendas. Hoy hay 4 mil más. A partir de las cosechas récord de soja, el boom de la construcción llenó de edificios la ciudad. En total, se hicieron más de 300 torres de departamentos. Sin embargo, la clase media y baja no tiene acceso a ellos porque están predestinados a la especulación. Por año, 800 familias riocuartenses engrosan el déficit de viviendas que existe en la ciudad.

Denunciamos la falta de previsión del Estado municipal ante estos fenómenos y la lentitud con la que están siendo atendidos los reclamos de los vecinos por falta de luz y agua. Mientras que en los sectores céntricos y comerciales la luz y los subsidios no tardaron en llegar, los vecinos de los barrios Ciudad Nueva (400 viviendas), Bimaco, Ranqueles, Paraísos, las Delicias, Cola de Pato, La Cava y Malvinas se vieron empujados a cortar las principales arterias de la ciudad reclamando el restablecimiento de los servicios; pero aún continúan a la espera de una solución.

Exigimos un plan de urbanización que contemple las necesidades de los vecinos en una situación económica más vulnerable; regulación inmediata del precio de los alquileres para ponerle un límite a la especulación inmobiliaria, sobre la base de impuestos progresivos a la vivienda ociosa, desocupada o con fines especulativos; la creación de un fondo especifico para hacer frente a las contingencias climáticas que afecten la ciudad, la puesta en marcha de planes de viviendas con cuotas accesibles al bolsillo del trabajador y la inmediata reconstrucción de las viviendas afectadas.