Políticas

26/3/2009|1076

Río Negro: Gran triunfo de los obreros de la fruta

Los obreros de la fruta de Río Negro protagonizamos a mediados de enero la lucha más importante de los últimos veinte años. Rechazamos el plan original de la patronal, el gobierno y la burocracia de negarnos un aumento a cambio de “mantener las fuentes de trabajo”. Salimos a pelear por nuestro salario, organizándonos galpón por galpón, y derrotamos los intentos desmovilizadores de la dirección del sindicato. Durante 12 días mantuvimos un paro con ocupación de galpones de empaque y cortes de ruta.

En el transcurso del paro, rechazamos la conciliación obligatoria e impusimos -con una impresionante marcha en General Roca, de 6.000 compañeros- que las paritarias se realizaran en la zona. Ante la fuerza de nuestra lucha, el Director Nacional de Negociaciones Colectivas del Ministerio de Trabajo, Adrián Cuneto, decretó el laudo, en una acción “consensuada” con la burocracia del gremio (que no sabía ya como contener un conflicto que la había desbordado) y la Cafi (la cámara patronal), acuciada por la proximidad de la temporada.

El laudo es un arbitraje y como tal una medida del gobierno contra las luchas obreras, por lo que generó una enorme desconfianza entre los trabajadores. Había una base real para desconfiar: el Ministerio venía de “laudar” un 20% para los obreros rurales (cosechadores) y un 23% para los del frío (frigoríficos). Para lograr que el plenario de delegados del gremio aceptara el arbitraje, el ministro Tomada se comprometió públicamente con la burocracia a un laudo favorable a los reclamos obreros: 29% para el sueldo y 15% para la productividad. Más de 15 intendentes del Alto Valle, los gobernadores de Río Negro y Neuquén y el senador rionegrino Miguel Pichetto salieron como “garantes” del acuerdo.

Una vez que los trabajadores levantamos el paro, comenzó un operativo para desconocer el compromiso. Tomaron parte activa en este operativo el senador Pichetto y el gobernador Saiz. La mayoría de los “garantes” plantearon que el reclamo “era una locura que ningún empresario podía afrontar en época de crisis” y el resto guardó un silencio cómplice. Paralelamente, se demoró en más de 10 días la designación del árbitro. La Cafi impulsó una campaña de presiones para que se desconocieran los porcentajes acordados (incluyendo una solicitada en Clarín amenazando desconocer el laudo). Procuraron dilatar lo más posible la firma de la nueva escala salarial para ver si se podía hacer pasar una cifra menor. 

Febrero se liquidó con la vieja escala. Esto llevó a que comenzara a plantearse entre los trabajadores la necesidad de volver a movilizarse para que no se dilatara más la firma de la nueva escala. La sola mención de la posibilidad de volver a la lucha, en momentos en que los trabajadores docentes habían comenzado su paro por tiempo indeterminado y el piquete en Chichinales, sembró el pánico en la burocracia y el gobierno.

La maniobra de quitarnos con el laudo lo ganado en la calle saltó por el aire. En menos de 24 horas renunció el árbitro que debía perpetrarla y la nueva árbitro, Mercedes Gadea, firmó la escala salarial acordada en enero.

Ha sido un gran triunfo de los trabajadores. Por más maniobras que hagan, si los obreros tomamos la decisión de salir a luchar con firmeza podemos ganar. Este triunfo condiciona todas las luchas obreras en la región, en particular las próximas paritarias de los obreros rurales -traicionados este año una vez más por los burócratas de Uatre- quienes vieron en la lucha de los obreros de la fruta un ejemplo a seguir.

Este triunfo debe potenciar la lucha por el resto de nuestras reivindicaciones. Por mejores condiciones de trabajo, para que los trabajadores que hoy están en cooperativas truchas pasen al convenio de la fruta, por la garantía horaria para la postemporada, para que no haya despidos ni se tomen represalias contra los obreros que más firmemente sostuvieron la lucha.

Agrupación “Obreros en Lucha” de la Fruta