Políticas

23/8/2012|1236

Río Negro: guerra entre ajustadores

Ivanna A. y Marco M.

Tras la renuncia indeclinable del ministro de Producción, Juan Manuel Pichetto (h), el gobierno provincial ha entrado en una etapa crítica. Las sucesivas confrontaciones responden a varios aspectos. Por un lado el gobierno nacional, en boca del senador Pichetto, exige la implementación del ajuste: "Debemos tener una administración austera, muy prudente en lo económico, tanto en política salarial, subsidios, gasto público, porque hoy hay una etapa de restricción del gasto a nivel nacional y la Nación está limitando las ayudas económicas a las provincias"(Diario Rio Negro, 5/8).


Por otro lado, la resistencia de los trabajadores estatales a la ley de emergencia económica le marcó la cancha al gobernador Weretilneck, imposibilitándolo de llevar adelante el plan de ajustes en sintonía (fina) con el gobierno nacional; tanto los hospitalarios como porteros y docentes han repudiado el intento de disciplinarlos mediante descuentos y suspensiones. La lucha contra la ley de disponibilidad y el intento de quitar las vacaciones de invierno dieron muestra de la decisión férrea, por parte de los trabajadores, de resistir cualquier avance contra sus derechos. En este cuadro, los entredichos entre Pichetto y Weretilneck se agudizan. Muerto Carlos Soria, y a ocho meses de asumir el nuevo gobierno, se perfilan los nuevos realineamientos políticos desprendidos de las mismas entrañas del FpV.


El punto neurálgico de esta ruptura está definido por una disputa de mayor envergadura. La renovación de los contratos petroleros y mineros es un botín de guerra que ninguno de los sectores está dispuesto a perder. "Weretilneck avanza en su propuesta petrolera y, en cambio, paraliza cualquier proyecto minero. Pichetto tiene miradas totalmente contrarias, argumentando la obligada consonancia de Río Negro a las reglas nacionales" (Diario Rio Negro, 12/8). Se plantean así varios escenarios posibles, el más temido es la posibilidad de una nueva elección. Esta situación se da en medio de una dispersión política profunda. El sector de Soria, encabezado por su hijo, ha quedado reducido a General Roca. Pero, desde ese lugar, intenta formar una fracción propia de intendentes. El radicalismo, después de su derrumbe en las últimas elecciones, se encuentra en franco retroceso.


La crisis ha penetrado en las organizaciones sindicales como producto de la cooptación del Estado. Frente a la renovación de la conducción de la CGT provincial, Pichetto jugó a favor de la candidatura de López, diputado del FpV y dirigente de los trabajadores empacadores de la fruta. En cambio, Weretilneck apoyó de manera tibia a Rubén Belich, de camioneros, alineado con Moyano. Finalmente, fuertemente presionado por el PJ, el gobernador apoyó a último momento a López.


La crisis capitalista mundial incide directamente en la producción más importante de la región. El retroceso en las exportaciones de fruta a ultramar es marcado. Esto provocará la agudización de la crisis y aumentará la dependencia económica con el gobierno nacional. Entramos en una etapa decisiva para los trabajadores rionegrinos. Weretilneck va a enfrentar los fragotes destituyentes de Pichetto empeñándose en cumplir con el trabajo sucio del ajuste. Denunciamos el carácter reaccionario de los bandos que se disputan la provincia, y sus ataduras con petroleras y mineras. A ellos oponemos una alternativa propia de los trabajadores: por la organización de un congreso de bases de todos los empleados públicos, que disponga de un plan de lucha para enfrentar la ley de emergencia económica y el ajuste; abajo la ley de disponibilidad, fuera la minería saqueadora y contaminante, por un aumento de salario igual a la canasta familiar indexado a la inflación, fuera la burocracia de nuestros sindicatos.