La gobernadora rionegrina Arabela Carreras redobló la apuesta contra las y los trabajadores, en este caso, hospitalarios. En recientes declaraciones planteó: “Hay médicos con guardia que cobran más que la gobernadora”. Así, Carreras se compara con la clase trabajadora, pero sin decir la verdad. En primer lugar las guardias hospitalarias son muchas veces extenuantes ante salarios de miseria, y en pandemia eso quedó sumamente en evidencia. En segundo lugar, Carreras no reconoce el vaciamiento del sistema de salud, ni las paritarias de miseria que firmó con las burocracias de ATE o Unter, porque serían otra muestra de su debilidad, con u cuadro de crisis económica y social que se profundiza en la provincia y que puede terminar por volverse una crisis política.

Esta declaración, sumada al llamado de “comprensión” y de analizar “el contexto”, ya que “hay muchos trabajadores privados que pierden sus trabajos”, es el intento de la gobernadora de dividir y enfrentar a la clase trabajadora, y de esconder su política de sometimiento a Alberto Fernández y al FMI. Carreras no habla de que más de la mitad de la clase trabajadora ocupada tiene ingresos por debajo de los $35.000.

El contexto de la pandemia no hizo que la gobernadora privilegie a quienes trabajan en los sistemas sanitarios de la provincia, ni aumente el presupuesto y dote de los equipos de protección personal, que en muchos casos los trabajadores y trabajadoras de salud tienen que comprar. El aumento de casos y el colapso sanitario no modificó la actitud del gobierno, sino que ahora la redobla como un ataque directo del Estado que percibe los “consejos” del gobierno nacional del Frente de Todos y el FMI.

Carreras reafirma también con estas declaraciones su orientación de “apertura de la economía y del sálvese quien pueda”. Mientras el personal de salud cotidianamente, y en condiciones desfavorables, enfrenta por partida doble a la pandemia y el vaciamiento del Hospital Público por parte del gobierno.

Las acciones deben orientarse en defender la salud pública sobre la base de un aumento salarial al básico, la urgente ley de insalubridad, incorporación de más personal, beneficios que incluyan a la vivienda y la posibilidad de formación permanente y continua, como también la centralización del sistema de salud.

El silencio de las centrales sindicales, de ATE y de UPCN, ante este ataque de Carreras debe servir para comprender la necesidad de reforzar las interhospitalarias, la convocatoria de asambleas para preparar un plenario abierto provincial virtual de todo el personal de salud, para coordinar acciones y la confluencia con docentes y estatales que rechazan los pactos y complicidad de las conducciones sindicales con el gobierno y el FMI.

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