Rojkés-Alperovich, dos por la violencia


Según Beatriz Rojkés de Alperovich “la violencia (de género) se da de a dos”. La conclusión la sacó a colación de lo actuado por la senadora radical Silvia Elías de Pérez, cuya candidatura a intendenta por la capital tucumana fue bochada como moneda de cambio entre Cano y Amaya para cerrar la Alianza del Bicentenario: mientras la UCR se quedó con el cargo a gobernador, el PJ consiguió la intendencia, desplazando a Elías. Elías de Pérez tiene un divorcio vincular previo asociado con la violencia de su pareja. Rojkés le espetó: “Quiero felicitarla, senadora, porque a pesar de todo el maltrato que usted ha sufrido -y que le encanta, porque la violencia se da de dos, es como un matrimonio de violentos y de golpeados (ha salido electa como legisladora)” (Contexto, 28/8).


El historial de posiciones reaccionarias de Rojkés es largo. Luego de la absolución de los diez imputados por la captación de Marita Verón declaró que “prostitución hay y seguirá habiendo siempre”, en un claro guiño a los proxenetas socios del gobierno, como la “Chancha” Alé. Trató de “animales y vagos” a los inundados, reprochándoles no tener sensibilidad para apreciar que ella, una mujer “con diez mansiones” se “acercó” al lugar de la catástrofe; obligada a disculparse, caracterizó que la suya “fue una actitud primitiva”. Más recientemente, ‘explicó' la pueblada contra el fraude como una obra de “indios, salvajes o ladrones”.


 


Beatriz Alperovich de Rojkés no es un accidente para el kirchnerismo. Fue designada presidenta provisional del Senado entre 2011 y 2013, en la línea sucesoria presidencial directa, “porque CFK quería una mujer en ese puesto” (Ambito, 29/11/11). La sostuvieron hasta que el escándalo del fallo absolutorio a la red de trata vinculada con la camarilla Alperovich, y la justificación ideológica posterior, la hicieron insostenible.


 


La diputada agredida, Silvia Elías de Pérez, fue impulsora de una medida cautelar en la provincia contra la aplicación del protocolo para la atención de abortos no punibles y se ha pronunciado por una educación sexual “que no sólo trate el tema de la anticoncepción, sino también del amor” (La Gaceta, 6/8).


 


Esta legisladora mal puede hablar del Ni una Menos.