Políticas

14/2/2002|741

Romper el corralito de los laboratorios

La falacia de la falta de insumos, prótesis, medicamentos y productos farmacéuticos quedó demostrada con la liberación de los mismos con un sobreprecio promedio del 30%, lo que puso al descubierto la maniobra especulativa montada por las empresas farmacéuticas.


En la ciudad de Buenos Aires, los hospitales públicos, según datos de la Secretaría de Salud,sólo se atienden urgencias, se cierran salas de internación, se suspenden cirugías, pruebas de diagnóstico y procedimientos programados, y se autoriza la disponibilidad del personal (despidos).


La Asociación de Diabéticos de Buenos Aires denuncia, respecto del déficit de insu lina: “No hay muchos lugares donde investigar. Hay tres lugares donde puede estar la insulina, los laboratorios, las droguerías o las farmacias. Entonces alguno de los tres está especulando” (La Nación, 5/1).


Para la Confederación Farmacéutica Argentina, la cadena de comercialización puede seguir siendo rentable pese a la devaluación; “los insumos que se importan, salvo algunas excepciones, no representan una proporción demasiado importante en el costo total” (sic); por su parte, los Colegios Farmacéuticos provinciales denuncian que “los laboratorios en su gran mayoría también son los propietarios de las droguerías… y son los responsables de mantener (los medicamentos) estoqueados en espera de la devaluación” (Crónica, 5/1).


Mientras Duhalde y los funcionarios de Salud hacen la vista gorda y licúan las deuda de los grandes tenedores de deudas nacionales e importados, entre otros del laboratorio Roche, la catástrofe sanitaria nacional obliga a una salida de conjunto, lo cual implica el desconocimiento de las patentes y la nacionalización sin indemnización (expropiación) de la industria farmacéutica, bajo control de los trabajadores, destinando la producción a la elaboración de productos genéricos que garanticen la cobertura sanitaria integral de la población.