Políticas

16/8/2007|1005

Rozas, Kirchner y el genocidio del Chaco

"Este año habrá muchos muertos. Hace mucho frío y no tenemos con qué taparnos ni nada que comer", dicen Avelino Gómez, de 56 años, y Jorge Echegaray, de 49, sentados en su vivienda, casi una tapera, ubicada frente al comedor Nogoxiguen Nalá Ñacpiolec (“Niños, levántense a la luz”, en lengua toba) (APF Digital, 4/8).


Frente a este oprobio, los millones de pesos que gastan Rozas y Capitanich en la campaña son un insulto a la dignidad humana. Con lo que cuesta una sola de sus gigantografías se alimentan decenas de familias durante semanas enteras. No tienen ninguna autoridad para solicitar el voto de los aborígenes, los campesinos en general y los trabajadores.


El Centro Nelson Mandela confirmó la muerte de diez aborígenes por desnutrición sólo en el último mes. Los responsables provinciales de estas muertes tienen el tupé de atribuir el nuevo genocidio a… “sus hábitos culturales” y a una campaña “que no sabría ni catalogar, en la que están apareciendo desnutridos", como dice el ministro Mayol. No tiene cara. Lo que Mayol no sabe –ni le interesa– es sanitarismo. Se tiene que ir. Los propios indígenas lo reclaman.


Les roban las tierras y el bosque donde desarrollan su modo de vida y subsistencia y los matan de hambre e inasistencia sanitaria. Pero nadie tiene la culpa.


En el Gran Resistencia y en el interior mueren de hambre y son presa fácil de la tuberculosis y el chagas. Esto adquiere las dimensiones de un genocidio. El rozismo se está ‘cargando’ a los aborígenes desde hace más de una década. Van por otra matanza de Napalpí, aunque sea por etapas.


Pero se jactan de la… informatización de "historias clínicas" de los centros asistenciales. Seguramente un negociado que debería investigarse. En una provincia con los índices sanitarios que ostenta el Chaco es altamente sospechoso un gasto de estas características.


Los trabajadores de la salud de la Provincia, que tienen nuestra completa solidaridad, están en lucha por la recomposición salarial.


El gobierno nacional es el otro gran responsable con su política “productiva” y arrasadora de bosques para extender las fronteras agropecuarias y forestales en todo el Norte argentino. Entre Salta, Tucumán, Jujuy y el Chaco están produciendo un descomunal desastre ecológico y humanitario. El capitalismo, en su fase terminal, es incompatible con el desarrollo armónico de los aborígenes y del campesinado y con la preservación de los recursos naturales.


La Iglesia ha salido a lavar sus culpas con denuncias y posturas caritativas. Pero son parte activa del exterminio, desde tiempos de la Conquista. Al igual que los cultos evangélicos, no pueden hacerse los distraídos y no asumir el rol que les ha asignado el Estado en la regimentación de las comunidades rurales.


El Partido Obrero plantea:


Destitución y juicio penal a los responsables de Salud Pública del Chaco. Mayol a la Justicia. Que se investiguen las compras de equipamientos durante toda su gestión y las anteriores.

Declarar la emergencia sanitaria y alimenticia de los aborígenes en toda la provincia.

Que las entidades médicas (Colegio, Federación y Aclysa) se pronuncien.

Anulación del otorgamiento de tierras a los capitalistas agropecuarios y forestales.

Impuesto extraordinario a los grandes sojeros y terratenientes y plan inmediato de reforestación en toda la provincia.

Los trabajadores no pueden votar a los responsables de esta situación. Los llamamos a construir una herramienta de lucha y emancipación social.

Por un gobierno obrero y campesino que reconstruya la provincia sobre nuevas bases sociales.