Políticas

2/4/2020

Salto: el trato desigual ante la pandemia

Recolectores de residuos conquistan reclamos sanitarios en medio de un municipio que hace la vista gorda.

En diferentes medios de la ciudad y redes sociales de vecinos se viralizaron imágenes de los trabajadores del área de recolección de residuos que ilustraban el agradecimiento de los vecinos por la importantísima tarea que realizan a diario los compañeros. Desde las autoridades municipales se plegaron y sin dudarlo intentaron llevar agua para su molino celebrando la implementación de nuevos trajes y guantes para la protección del personal e iniciaron un pedido a la comunidad para que “se solidaricen” y desinfecten las bolsas al momento de sacarlas de sus casas.


Esa solidaridad que piden a la comunidad es una puesta en escena a la hora de cuidar no sólo la vida de los recolectores, sino de los bolsillos de la población.


La hipocresía del intendente Alessandro (Frente de Todos) llega a su máximo cuando los elementos de higiene y protección, que ahora tienen los recolectores (insuficientes porque los trajes deberían ser de uso diario, descartables y acompañados de máscaras), son una conquista del conjunto de los trabajadores del obrador. Ante la negativa por parte de la intendencia, y de los directivos del área, de entregarle trajes descartables y guantes, amenazaron con parar las actividades hasta que se cumplan las mínimas condiciones de protección, en este escenario de pandemia y contagio por Covid-19.


Este reclamo fue motorizado por el accionar del compañero Hugo, delegado de los trabajadores y militante del Partido Obrero, que organizó a sus compañeros del corralón con la exigencia de elementos y ropa de seguridad para protección, uniendo a al personal de planta estable con los contratados.



Sobre “aumentos” y ¡aumentos!


A principios de este año el Intendente propagandizó un aumento del 54% para los municipales que no pasan, en la categoría más alta, de $30.000, llegando con suerte a $40.000 realizando horas extras, que son prácticamente obligatorias para compensar la miseria salarial de un sector de trabajadores cuyo básico no llega a $20.000. Esta acción tenía el sentido de justificar el aumento de las tasas municipales que fue del orden del… ¡54%!


Esas tasas las pagan las familias obreras, mientras que las grandes fábricas son beneficiadas con exenciones municipales y ahora, en nombre de la cuarentena y de la pandemia, con beneficios que van desde créditos baratos, hasta la eliminación o disminución de las cargas sociales, junto con el pago por parte del Estado de parte de los sueldos a través de los Repro.


Cuarentena diferenciada


Este intendente, de un distrito rico, en el que se encuentran grandes fábricas del país (Arcor, Pionner, Satusager, La Anónima, Soychú, Metrive) pone montículos de tierra para evitar la circulación ciudadana. No le preocupa que los obreros circulen para trabajar en muchas de ellas o en la cosecha que se encuentra a pleno, todas exceptuadas por el decreto de cuarentenal, bajo cuyo manto garantizan mantener su producción para exportar en vez de organizar la producción sólo de productos esenciales para la alimentación o la salud.


El gobierno ejerce represión a la ciudadanía y un enorme control social mientras lo tiene sin cuidado la situación de las familias obreras en peligro, debido a que por la innumerables excepciones hay miles de trabajadores fabriles y agrarios circulando, eso sí, de la casa al trabajo y del trabajo (contaminados) a la casa.


Las obras de limpieza y saneamiento de arroyos, zanjas y baldíos no han sido encaradas y tampoco han dotado al hospital de los elementos y del personal necesarios para hacer frente a la pandemia.


En estos momentos de cuarentena obligatoria quedan evidenciadas la precariedad y sobreexplotación que se les viene imponiendo a los trabajadores y los enormes beneficios que obtienen todos los días, incluso en medio del coronavirus, las empresas instaladas.


Esta contradicción de las patronales, sacando beneficios y produciendo a pleno, y la desprotección de los trabajadores y sus familias es debate en los lugares de trabajo y en el pueblo. Plantea las bases para luchar por las condiciones laborales y materiales de vida de los trabajadores.


Es necesaria la organización del conjunto de la población en comités obreros y de vecinos para conquistar: elementos de protección e higiene personal en las fábricas y en los barrios; salario igual a la canasta familiar, como piso; fin de los contratos precarios y pase a planta permanente de todas las trabajadoras y trabajadores del obrador municipal; reordenamiento de la producción en función de las necesidades planteadas por la pandemia; medidas de saneamiento y desinfección en toda la zona.