En San Miguel, el Hospital Larcade viene sufriendo un vaciamiento integral: se cerraron más de diez especialidades, se reservan camas para hacer arreglos con las obras sociales, se trasladaron los médicos, tan necesarios en ese centro primordial de San Miguel a centros periféricos que no vienen a dar una solución, sino a consolidar la política de vaciamiento que los gobiernos municipales anteriores han defendido, disfrazando este vaciamiento con la supuesta medida fabulosa de la apertura de centros de atención periféricos, tan promocionada estos días.
Como Rico no terminó de vaciar el Larcade, lo hace ahora De la Torre: es un fracaso contundente de la renovación en el municipio. Si queremos que el Larcade sobreviva al ajustazo de Scioli y los intendentes, debemos poner en pie al hospital, ahora más que nunca.

La salida sólo vendrá de la mano de la participación activa de todos los trabajadores y pacientes para echar a los vaciadores de la salud del municipio y sostener la salud pública, de acuerdo con las necesidades sociales y en manos de todos los profesionales y no profesionales, los pacientes y toda la comunidad de San Miguel para que, en un distrito con necesidades sanitarias enormes, no se termine de destruir el hospital público, del cual depende, nada más y nada menos, que la vida de nuestra población.