Políticas

1/11/2007|1015

Santa Cruz: El kirchnerismo mantiene el poder a pesar de las luchas

Cristina ganó en Santa Cruz con el 62% de los votos y Peralta la gobernación con el 54%. Hace cuatro años Kirchner había ganado con el 85% y Acevedo con el 78%.


Hace cuatro años, la Cámara era de 22 del FVS y dos radicales. Ahora será de 20 FVS, tres radicales y uno del Frente Grande.


La Intendencia de Gallegos sigue siendo radical, pero ganada por escasa diferencia.


Varios intendentes del FVS cayeron en sus propios bastiones a manos de otros representantes del mismo FVS: Río Turbio, 28 de Noviembre y Las Heras son los ejemplos donde la bronca se expresó electoralmente como una interna del kirchnerismo. Operaron el andamiaje político de la Ley de Lemas y diputado por pueblo, el aparato del poder y su clientela, un cuadro de expansión económica, grandes obras públicas y una inmigración constante que, por ejemplo, ha duplicado en cuatro años la población de Calafate.


Los votantes no llegaron al 75% del padrón electoral, y el voto en blanco en diputados es masivo (28% en diputados nacionales y 23% en diputados provinciales).


Luchas y resultado electoral


De conjunto, en el período pre-electoral el gobierno provincial estuvo a la defensiva.


En este cuadro emergió un cuadro opositor, desde el radicalismo, el empresario Costa armó un frente para explotar esta situación. El grueso del activismo y de los miles y miles que se movilizaron este año contra el gobierno, han votado a Costa.


En el bloque de Costa se ‘engancharon’ el “Encuentro Ciudadano” (ex Frente Grande) y el ARI, integrados en buena medida por un sector del activismo de centroizquierda. Estas listas, metidas en el bloque opositor como lemas y sublemas, obtuvieron una banca en la Cámara y un concejal en Gallegos y con Caleta.


La mayor parte de la dirigencia de Adosac decidió no intervenir en las elecciones, y solo una pequeña fracción lo hizo en el MST.


El FUT-PO fue el blanco privilegiado de todos los ataques del gobierno -como “violentos” y “piqueteros”. Hasta el ascenso de Peralta, la vanguardia clasista de la lucha social estaba unida con la masa popular en lucha. Pero a partir de ese momento, las maniobras contemporizadoras del nuevo gobierno, la capitulación de la mayoría de los dirigentes sindicales y el conservadurismo de los dirigentes de Adosac produjeron un relativo aislamiento del activismo y de las expresiones políticas de la lucha.


El FUT-PO hizo una extraordinaria campaña que llegó a 13 de los 14 pueblos de la provincia, presentó listas en siete de esas localidades, abrió un local y estabilizó una organización partidaria en Las Heras, lo mismo que en Pico Truncado. Se abrieron varias casas electorales en Caleta y se recorrieron casi 10.000 casas en Río Gallegos, con la boleta y la plataforma. En 28 de Noviembre se recorrió el pueblo entero. La pelea por los afiches en las paredes nos llevó a enfrentarnos varias veces con las múltiples patotas del oficialismo en Caleta, Gallegos, Truncado y Las Heras. Se sacaron plataformas locales para cada una de las 7 localidades donde se presentó lista, y una propuesta provincial. En San Julián, donde nos presentamos por primera vez, se hizo una agitación en toda la población. Hemos realizado actos muy importantes con Pitrola en Caleta y en Gallegos. Ha crecido nuestra militancia y el apoyo económico y activo de los simpatizantes. Organizamos la fiscalización en 12 localidades, con más fiscales que nunca.


Hemos obtenido resultados importantes, desafiando la Ley de Lemas, como el 5% logrado por Fabio Seguel en Los Antiguos para concejales, o el 3% de Omar Latini en Caleta Olivia para esa misma categoría.


Hemos sacado casi los mismos votos por categoría que en 2003 (100 votos menos en cada caso).


Respecto a 2005, cuando obtuvimos 8.000 votos, entre la Ley de Lemas, la elección de una sábana de 8 categorías, los 63 sublemas en Caleta y los 54 en Gallegos, nos redujimos al 25%, logrando 2000 votos en la mejor categoría provincial, lo que no llega al 2% de los votos emitidos.


En resumidas cuentas, el aparato le ganó al activismo que además actuó dividido, y en su mayor parte ilusionado en planteos políticos ‘progres’, generando una polarización que quitó toda posibilidad a la izquierda.