Santiago del Estero: Lo mejor está por venir

Las elecciones municipales santiagueñas estuvieron monopolizadas en un 80% entres tres fuerzas patronales. Un dato político no menor es que el abtencionismo fue del 45%.

En 24 de los 26 municipios, las fuerzas que integran el Frente Cívico oficialista se llevaron el triunfo. En el caso de la capital, obtuvo el 46,76%.

El gobernador radical K, Zamora, quien se empeñó personalmente en la campaña, se vio beneficiado por el ascenso de los principales negocios productivos de la provincia –en especial la soja– y por la realización de diversas obras públicas con fondos nacionales.

Zamora también explotó la división de la principal fuerza opositora, la UCR presidida por Zavalía, que salió segunda en la capital con el 18%. La fractura dio lugar a la emergencia de una nueva fuerza que se proyecta para los comicios de 2011 como representativa de Proyecto Sur, que salió tercera con el 15%.

La izquierda

Un capítulo aparte merecen los resultados obtenidos por la izquierda (sólo se presentaron el PO y el MST). En 2006 (la última elección municipal realizada), el MST se había presentado en varios municipios como Beltrán, Loreto y Suncha Corral, algo que en esta oportunidad no ocurrió.

Sólo lo hizo en la capital y La Banda, y en ambos lugares retrocedió notablemente en votos y porcentaje.

El MST coqueteó con el solanismo, que le dio la espalda. Intentó producir algún impacto con algunas candidaturas, como una representante autoconvocada de la salud o algún docente. Pero de nada le sirvió en la medida que, por un lado, la lucha autoconvocada de la salud fue derrotada en el marco de la política colaboracionista del MST y, por el otro, en el caso docente, por haber llevado los reclamos a la vía muerta de la Mesa del Diálogo con el gobierno, o sea, de la paz social.

El PO creció en votos y porcentaje respecto de la última elección municipal. Batalló por presentar un programa alternativo al de las fuerzas patronales oficialistas y opositoras, y marcó a fuego el callejón sin salida al que lleva la política de colaboración e integración de las organizaciones de las masas al Estado. Se afianzó en la votación, pero más aún entre la juventud estudiantil y entre trabajadores de la salud y la docencia.