Políticas

28/11/2013|1295

Scioli, Massa y Stolbizer: Los unen la patria sojera y los bonistas

Presupuesto de la Provincia de Buenos Aires

Scioli retiró el aumento del inmobiliario rural inicialmente contemplado en el Presupuesto 2014. El asunto fue pateado para más adelante. El gobernador retrocedió en chancletas ante la presión de los ruralistas pero, esta vez, prácticamente sin ruido. Bastó que las entidades del campo expresaran su desagrado para que se diera marcha atrás con la medida.


La decisión no mereció el reproche de los bloques opositores. Massa se plegó a la movida. No hablemos de Stolbizer, cuya corriente es una lobbista de las patronales del campo.


El aumento elevaba en un 18 por ciento el inmobiliario rural, a través de una contribución especial. Sólo representaba unos 300 millones de pesos a los 1.000 millones que se vienen recaudando por este concepto, una suma insignificante. En la actualidad, se paga un promedio de 80 pesos por hectárea, entre un 1 y 1,5 por ciento del valor de mercado de las propiedades. Se trata de apenas 7 pesos por mes, o sea, el 30 ó 40 por ciento de lo que se paga por patente en un modesto auto usado. El revalúo que finalmente se aprobó en 2012 -y contra el cual las patronales del campo pusieron el grito en el cielo- no cambió sustancialmente la situación: en ese entonces, el impuesto aumentó de 47 a 67 pesos la hectárea promedio.


De modo que, en materia de aumentos, sólo queda en pie el del inmobiliario urbano, que se hace extensivo a todo el padrón. Un nuevo ataque a la vivienda y al bolsillo popular. Pero esto no forma parte de la lista de reproches de Massa. Tampoco objeta que no esté contemplada una actualización de los sueldos estatales. Esta misma omisión la practicó Scioli en presupuestos anteriores: no adelantar ninguna cifra, de manera de presionar a la baja los salarios al momento de las negociaciones con los gremios.


Tampoco recibió objeciones opositoras el virtual congelamiento del gasto social. Por lo pronto, lejos de poner fin a la precarización y efectivizar a los decenas de miles de contratados, enfrentamos una disminución de la planta permanente de 5.000 empleados, mientras se quieren engrosar el número de efectivos con la creación de la policía municipal.


Nuevo y viejo endeudamiento


El ataque de Massa al presupuesto se circunscribe a la tentativa oficial de avanzar en un nuevo endeudamiento. El intendente de Tigre quiere hacerlo sudar a Scioli y forzarlo a que avance en el ajuste que, de todos modos, el gobernador ha puesto en marcha. Pero esa maniobra tiene límites. Es que Scioli chantajea ahora con prorrogar por decreto el actual presupuesto, lo que incluiría también la posibilidad de tomar nueva deuda. Ella se añadiría a la elevada hipoteca que ya carga la provincia, sobre la cual la oposición hace silencio de radio. Los bonos de la provincia, nominados en dólares, ofrecen rendimientos que superan el 15 por ciento anual en esa moneda, y han sido emitidos bajo legislación extranjera. Estos títulos se integran a otro menú donde figuran los títulos ligados al dólar oficial. Estamos ante una deuda de carácter usurario y confiscatorio, que puede llevar a un nuevo colapso de las finanzas públicas en caso de una devaluación en regla.


Invertir la fórmula


En lugar del ajuste que pregonan oficialistas y opositores, es necesario invertir la fórmula y ajustar al gran capital del campo y la ciudad. Hay que aumentar el inmobiliario rural, actualizando la propiedad agraria a valores de mercado y aplicándole tasas progresivas En la actualidad, existen 28 millones de hectáreas en explotación, que concentran las mejores tierras de la geografía nacional. Es necesario gravar a las grandes empresas industriales , financieras y de servicios radicadas en el territorio y cesar de pagar la deuda usuraria. Ningún ajuste: eximición del impuesto inmobiliario a la vivienda popular. Salario igual a la canasta familiar. Reapertura de las paritarias y aguinaldo extra, no inferior a 2.000 pesos. Aumento del presupuesto de educación, salud y vivienda.