Políticas

13/1/2023

Se prevé una fuerte caída del consumo para 2023

El impacto del ajuste en las familias trabajadoras.

Luchemos por un salario igual a la canasta básica.

Un informe de la consultora Abeceb afirmó que el consumo en Argentina se desacelerará este 2023 y crecerá tan solo un 1,7%.

De acuerdo al trabajo, el consumo caerá como producto de las rebajas salariales, del grado de endeudamiento de las familias, y del impacto de los tarifazos y aumentos de precios en general. Los trabajadores se enfrentarán a un panorama adverso, luego de que la inflación de 2022 cerrara en un 94,8%, siendo la mayor de los últimos 30 años.

El consumo comenzó a presentar signos de desaceleración a partir de julio de 2022. Abeceb indicó que las ventas de los supermercados se incrementaron un 1% en términos reales en relación a las de 2021. Las familias, al calor del derrumbe salarial, se vieron obligadas a reconfigurar sus hábitos de consumo, pasaron a adquirir segundas marcas o a realizar compras mensuales para cubrirse un poco de la inflación.

Más del 50% de la población disminuyó las compras de alimentos y bebidas, un rubro que, además, “cerraría el año con una producción cercana al 4,1%. Para 2023, se espera una desaceleración en la producción general dentro del sector del 3,9%” (Clarín, 13/1).

Si se compara el porcentaje del pronóstico que realizó la consultora con el 8,2% de crecimiento en el consumo registrado el año pasado, la caída es bastante pronunciada. Buena parte del consumo 2022 estuvo apalancada por el endeudamiento. Las familias adquirieron electrodomésticos y artículos electrónicos mediante los programas Ahora 12, 18 y 30. Según el Banco Central, la carga de intereses de la deuda de las familias se encuentra en niveles moderados, y afecta a más del 10% de la masa salarial anual.

De conjunto, todo esto muestra cómo se están deteriorando las condiciones de vida de los trabajadores. Y cómo los sueldos caen al compás del ajuste. Según Iaraf, en los primeros 10 meses del año pasado, los trabajadores formales registrados acumularon una caída salarial del 2,7%, los formales públicos del 3,1%, y los informales del 9,2%. “Si un trabajador informal de la construcción volviera al 2017 para poder adquirir lo mismo que compró en todo ese año (alimentos, indumentaria, transporte, servicios), debería contar con tres salarios y medio más” (La Voz, 13/1).

La política fondomonetarista del Frente de Todos es incompatible con las necesidades elementales de la clase obrera. En este marco, la orientación progubernamental de la CGT es criminal. El planteo de luchar por igualar el salario a la canasta básica está más vigente que nunca.