Políticas

28/11/1996|521

¿Se rompe de nuevo la CGT?

La celebración del día de la soberanía por parte de la CGT, resultó una completa farsa y abrió la posibilidad de una nueva escisión del MTA. Los burócratas no pudieron mover ni siquiera a sus aparatos y parece que mucho menos lograron controlarlos. Una gresca entre ‘camioneros’ y Uocra terminó con la renuncia de Moyano a la secretaría gremial. La farsa cegetista sirvió, otra vez más, para mostrar que la verborragia nacionalista sólo sirve para esconder las peores intrigas contra los trabajadores y para ocultar a los verdaderos entreguistas. Los dueños de los puertos privatizados por donde pasan los contenedores, son los mismos socios de la Unión Industrial y de las otras cámaras empresarias que salieron a denunciar el contrabando, para fundamentar la necesidad de la devaluación del peso como única manera de ‘corregir’ el déficit comercial del país. Solamente por sobrefacturación de exportaciones, los Macri, Techint, Pérez Companc, Bulgheroni, Bunge y Born y exportadoras de aceites y granos, estafan al fisco (que los subsidia) en el orden de los dos mil millones de dólares al año.


Menem


El fiasco político de la Aduana y la gresca que amenaza con romper de nuevo a la CGT, se produce cuando Menem decide alterar su táctica para meter los proyectos de ley que liquidan las indemnizaciones por despidos y los convenios de trabajo, y los decretos que impulsan la liquidación del PAMI. Por medio de negociaciones secretas que los burócratas regularmente desmienten, Menem ha convenido en modificar algunos aspectos menores de esos proyectos para beneficiar a la burocracia sindical. En el caso del proyecto referido a los convenios, autorizaría a que los acuerdos de fábrica requieran la negociación con la burocracia de los sindicatos; en el caso del PAMI, propone una ‘normalización’ que incluiría en la gestión a la burocracia de la CGT. Menem ha ‘persuadido’ al Banco Mundial, al Consejo Empresario y a otros, de que ésta es la única vía para sacar los proyectos adelante.


No sabemos si se los dijo o no, pero Menem tiene siempre la posibilidad constitucional de vetar en forma parcial las leyes que sanciona el Congreso, lo que en este caso le permitiría anular las concesiones que habría hecho una vez que los proyectos pasen las cámaras.


Una manifestación de esta maniobra es el dictamen que aprobó la Comisión Laboral de Diputados, que establece la vigencia de los contratos laborales precarios, para todas las edades, de hasta dos años, durante los cuales los patrones no pagarán jubilaciones ni aportes al Pami, ni se regirán por los convenios en vigencia, ni deberán pagar indemnizaciones por despidos. Este dictamen fue armado por Menem-Caro Figueroa, de un lado, y Duhalde-diputados bonaerenses, del otro. La vigencia del régimen de contratos precarios con carácter universal, significa la total liquidación de los convenios, ya que permitiría sustituir al trabajador permanente que se rige por el convenio en vigor, por otro precarizado.


Los burócratas de la CGT no han protestado contra este dictamen; por el contrario, reivindican la negociación en el parlamento. Hay que decir que la CTA reivindica lo mismo. Con el parlamento todo, sin el parlamento nada. No es éste, sin embargo, el método con que actúa la burguesía, que amenaza siempre con el boicot económico contra cualquier proyecto adverso que se tramite en el Congreso.


Lo mismo está ocurriendo con el Pami, donde Menem ‘persuadió’ a Perversi y a Bramer de que hay que ‘normalizar’. Como a los ‘normalizadores’ los designa el gobierno, cuyos funcionarios se aseguran de cualquier modo la mayoría, nada impedirá que prosiga el desmantelamiento de la obra social de los jubilados.


¿Se rompe o no?


Las negociaciones anti-laborales en el Congreso evidencian un acuerdo político que reposaría en cuatro patas: el Banco Mundial, Menem, la burocracia de la CGT, Duhalde. Es, precisamente, el alcance político de la negociación, lo que lleva a que sea bombardeada desde distintos sectores. El imperialismo norteamericano o la gran burguesía privatizadora todavía no han decidido si su candidato para el 99 es Duhalde, o una coalición UCR-Frepaso, o de últimas Menem.


Esto explica que Moyano denuncie las reuniones secretas de los cegetistas con los funcionarios de Menem, aunque no denuncia el contenido de esas reuniones, ni mucho menos que él mismo, en su gremio, ha impulsado todos los planteos privatistas de salud y jubilación del FMI y del Banco Mundial. Si Daer y compañía se ponen de acuerdo con Caro Figueroa, Moyano percibe que para él no queda ningún pedazo de la torta.


Lo que está claro de todo esto es que, si el primer gran empuje de los trabajadores, en respuesta al derrumbe del ‘plan’ Cavallo, obligó a la burocracia a lanzar dos paros generales, serán necesarias arremetidas mucho más profundas todavía para que las organizaciones obreras se pongan al servicio de las masas. Para ello habrá que expulsar de su seno, al mismo tiempo, a toda la burocracia sindical.