Mendoza: Se van definiendo las fuerzas en disputa

El gobierno nacional y el PJ se juegan enteros por la megaminería

Las internas abiertas en el PJ dejaron en claro que el capital minero viene por todo.

Con la intervención del gobierno K, las facciones del PJ acordaron la candidatura de “Paco” Pérez, ministro de Infraestructura y abogado del Proyecto San Jorge, enclave de la megaminería en la cordillera.

Tanto Cobos como Jaque han actuado como representantes de estos capitales, pero ambos se encontraron con una notable resistencia popular. Cobos enfrentó verdaderas puebladas, que impusieron la prohibición del uso de cianuro en la explotación a cielo abierto. Luego, Jaque intentó sin éxito modificar esa ley, y fue precisamente el equipo de abogados de San Jorge el que hizo lobby en favor de ella. Otro megaproyecto, “Potasio Río Colorado”, terminó implementándose, no sin resistencia y crisis política (patoteada de la burocracia de la Uocra a los ambientalistas y acusaciones de coimas entre los diputados radicales -“billetera mata galán”, dijo uno de ellos).

La lista de Paco Pérez se impuso por un 88% sobre la que encabezaba Sancho, un representante del otro “peso pesado” de la burguesía, el vitivinícola. Este dirigente es miembro de la Mesa de Enlace y partícipe de las privatizaciones de los ’90, pero manifiesta su apoyo incondicional al gobierno nacional. La diferencia con Pérez es concreta: el agua de Mendoza no alcanza para todos, o la consume la minería o la consume el capital agrario.

Con todo el aparato estatal en movimiento, en las internas abiertas votó poco más del 10% del padrón general.

Por su parte, el renunciado secretario de Medio Ambiente, Carmona, después de intentar mediar entre ambos sectores, iría con una lista bajo el lema “Kristina sí, minería no”. O sea, una colectora “antiminera” para apoyar a la presidenta de las mineras.

Radicales y centroizquierdistas

La UCR postula a un reconocido derechista como candidato, el alfonsinista Iglesias, que intenta navegar a dos aguas en la lucha entre capitalistas que sacude a Mendoza.

Los dos legisladores “progres” de la provincia (la senadora Naman y el diputado Piedrafita) se han pasado al sabbatellismo, y probablemente se sumen al fraude de Carmona (el de “kristinismo sin minería”).

Si se concreta la alianza Proyecto Sur-Partido Socialista las principales candidaturas del acuerdo las pondrá el PS. Su probable postulante, el radical Mintbrun, es asesor del intendente de la capital, el fascistoide Fayad. ¿Se comerán este sapo los “enemigos del bipartidismo”?

La lucha del Frente de Izquierda

El rechazo a la megaminería contaminante ha dado lugar a un movimiento popular de gran magnitud, donde predominan planteos de defensa de la producción agraria en contraposición a la explotación minera. Estos planteos no se delimitan del capital agrario que super-explota a los trabajadores rurales y contratistas, y carecen de una respuesta a la necesidad de crear fuentes de trabajo (que pregonan cínicamente los defensores de los pulpos mineros). Entre sus sostenedores está Proyecto Sur, que intenta, sin éxito, convertirse en portavoz del movimiento. La lucha contra los monopolios mineros debe partir de la defensa de los intereses obreros y populares, que no se contraponen con la “minería” en general, sino contra su orientación social capitalista.

El Frente de Izquierda lucha contra el Proyecto San Jorge y plantea un desarrollo minero nacionalizado y bajo control obrero y de las organizaciones defensoras del medio ambiente.

La agenda popular es más amplia. Las paritarias estatales prometen ser un escenario de conflicto creciente. Mendoza es también una de las capitales del trabajo en negro y tercerizado. La crisis de vivienda se manifiesta en una oleada de ocupaciones de tierras. Denunciamos el carácter capitalista de la puja entre los bloques que se disputan la sucesión de la provincia, y planteamos una campaña electoral del Frente de Izquierda ligada a la lucha de clases, impulsando la expulsión de la burocracia de las organizaciones obreras y luchando para que los trabajadores rompan con los representantes políticos del capital.