Políticas

18/2/2022

Sergio Berni se despide del kirchnerismo

Se agudiza la crisis política en el Frente de Todos. 

Con la luz de las cámaras prendidas, Sergio Berni formalizó su ruptura con el kirchnerismo reconociendo no haber hablado con Cristina Fernández desde las elecciones legislativas del año pasado. La orden que diera la “Jefa” de bajar la lista que promovía Berni en la segunda sección electoral, y fundamentalmente la derrota electoral del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, pusieron fecha al portazo del ministro de seguridad de Kicillof. El “corte del cordón umbilical”, como declaró el represor de Guernica, es hijo de la crisis política y descomposición del peronismo.

En este “me voy, pero me quedo”, Berni no precisó si seguirá al frente de la cartera de “seguridad” bonaerense, lo que posiblemente indique que su intención sea continuar, mientras pueda, al frente de la corrupta Bonaerense, el mayor cuerpo policial de la Argentina con unos 100.000 efectivos. Igualmente está por verse lo que vaya a suceder teniendo en cuenta el escándalo narco con la cocaína adulterada que lo tuvo como uno de los protagonistas. Sin saberse todavía el peso real del “Paisa” en la jefatura de este hecho criminal, que costó la vida de 24 personas, lo que sí son inocultables son los vínculos de las fuerzas de “seguridad” con el narcotráfico para el que operan como protección y partícipes directos.

La mitad de la banda del “Paisa” estaba integrada por policía de la pesada. Desde su asunción el “camarada” Berni, como se presenta ante la Bonaerense, se dedicó a encubrir y proteger a la maldita policía y sus ilícitos. Lo hizo con el asesinato de Facundo Astudillo Castro en pandemia y con los casos de gatillo fácil en los barrios.

Para la policía provincial, el ministro de Kicillof es ante todo un garante de impunidad. Hasta el momento, el ahora exkirchnerista, viene jugando con la “bernidependencia” de Kicillof, quien necesita de su “subordinado” para hacer pasar -represión mediante- el ajuste que demandan el FMI y los bonistas buitres de la deuda externa en la provincia de Buenos Aires. No está claro adónde va Berni después del acercamiento de Kicillof a Alberto Fernández y de sus tenidas públicas con Aníbal Fernández en las que mutuamente se tildaron de patéticos y mercenarios. Viene de largo, además, sus enfrentamientos con los intendentes por el control de la policía municipal y la incursión en “su territorios”.

Pese a sus declaraciones de amor al peronismo, todo parece indicar que Berni apuesta a una variante derechista por fuera del kirchnerismo y también del Frente de Todos. Habitué de los medios de prensa donde consume buena parte del día en operaciones de promoción personal, el aspirante a Bolsonaro criollo no pierde oportunidad para ratificar que es un hombre de derecha y mano dura. Sergio Berni quiere hacer la “gran Milei” mientras mantiene los hilos y la jefatura de la Bonaerense como ministro de Kicillof. Quien le tomó el tiempo a Berni fue Patricia Bullrich invitándolo a sumarse a Juntos por el Cambio bajo el ala de la “piba”.

En su nueva “despedida” televisiva, Berni tuvo una consideración para la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos en el Congreso, calificándola como un gesto de honestidad. Es de esperar que las direcciones y burocracias sindicales kirchneristas se agarren de estas palabras para oponerse por enésima vez a la expulsión del ministro cuartelero del Ministerio de “Seguridad”. Los Baradel y cía. siguieron a pie juntillas el relato de Kicillof que hizo de Berni un “modelo de trabajador”, en especial después del brutal desalojo de los terrenos en Guernica con cuatro mil efectivos desplegados para la guerra en defensa de los especuladores inmobiliarios. La consigna de lucha “Fuera Berni y la maldita policía”, que solo defiende y levantan el Partido Obrero y el Frente de Izquierda está más vigente que nunca.

La reivindicación de la “honestidad” de Máximo delata su inocuidad, y en definitiva la limitada maniobra por disimular y desprenderse de las consecuencias del ajuste brutal que se agravará con el pacto colonial con el Fondo. Berni fue tan claro como el gobernador Kicillof en su apoyo al “entendimiento” y a la Carta de Intención del FMI lo que lo coloca en el campo de los agentes del Fondo y pagadores seriales de deuda. Allí donde termine Berni y lleve sus aspiraciones a presidente o gobernador cargará con este pacto infame que consagra el cogobierno directo del FMI.

Más allá de los devaneos sobre su futuro político en lo que es también una maniobra de distracción y de chantaje, Sergio Berni tiene que comparecer en la Legislatura para dar cuenta de la cocaína adulterada y del accionar policial que está metido hasta los huesos en el tráfico. El emplazamiento legislativo, que impulsa el diputado provincial del PO en el FIT Unidad, Guillermo Kane, está al servicio de la lucha para que se vaya Berni con la movilización popular. La complicidad desengañada y el silencio del kirchnerismo frente a este confeso derechista es una muestra más de su cobardía política.