Políticas

27/10/2016

Shopping Caballito, o quién le pone el cascabel al gato

Ni megashopping, ni resarcimiento a IRSA. Vamos por un parque público.


El conflicto por la posible construcción de un megashopping en Caballito, en las tierras linderas al Club Ferro, ya ha tomado el volumen de una crisis política. Por quinta vez en los últimos años, el macrismo va a la carga por el cambio de zonificación de ese predio, lo que le permitiría a IRSA construir un gran centro comercial. Con razón, los movimientos vecinales de la zona sostienen que el proyecto agravaría hasta lo indecible el cuadro de saturación urbana y colapso de servicios que caracteriza hoy a Caballito. Esta zona es una de las primeras en sufrir los cortes de luz y otros trastornos, resultado de la anarquía edilicia y la especulación inmobiliaria. En esta comuna existe 1,3 m2 de espacio verde por habitante, la relación más baja de la Ciudad.


En oposición a IRSA, las organizaciones barriales han presentado un proyecto para desarrollar un parque público en las actuales tierras ferroviarias. La iniciativa plantea la declaración de utilidad pública y expropiación de estos terrenos, que IRSA adquirió en 1998.


El macrismo alega que, de llevarse adelante esa expropiación, el Estado debería resarcir a IRSA con una suma millonaria. De un modo general, la oposición admite esa jugosa compensación, pero la justifica en función de ganar un espacio verde en la Ciudad.


La pregunta es: ¿corresponde resarcir millonariamente a IRSA? La historia de las tierras que este grupo empresario le compró al club Ferro en 1998 está plagada de irregularidades. Una primera transferencia se realizó en 1981, cuando Ferrocarriles Argentinos se las vendió al club para que fueran “destinadas exclusivamente a las actividades previstas en el estatuto del comprador”, o sea, para prácticas deportivas. En ese momento, las tierras estaban catalogadas como de “urbanización futura”, o sea, tierras con uso a definir. Es evidente que IRSA las compró aspirando a una segunda compra, en este caso, de voluntades políticas, esperando reunir en la Legislatura los votos necesarios en favor de una “rezonificación”. Desde ese momento, hasta la posterior transferencia a IRSA, no se tiene registro de cambio de uso alguno. Sin embargo, y de un modo que nadie ha esclarecido, hoy las tierras aparecen catalogadas como de uso “residencial”, admitiendo construcciones civiles aunque no un megacentro comercial. Para completar el panorama, agreguemos que el tasador del predio que IRSA adquirió en 1998 fue el mismísimo Banco Hipotecario, el cual había sido privatizado… en favor de IRSA.


La cuestión es la siguiente: una expropiación onerosa supone compensar un perjuicio. En este caso, a quien ha comprado un predio con un fin que ahora no puede concretar. Pero no es el caso de IRSA con estas tierras ferroviarias: estrictamente, el grupo empresario sólo compró una apuesta. Por eso, pagó muy poco por un terreno cuya ´puesta en valor´ sólo podría alcanzarse con una rezonificación posterior. Pero a la luz de la intensa oposición popular al megashopping, lo que corresponde decirle ahora a IRSA es que la “apuesta” se ha perdido. La Legislatura debe “rezonificar”, sí, pero a favor del uso de estas tierras como parque público. Y luego, ´compensar´ a IRSA según el valor inmobiliario de estas tierras cuando fueron enajenadas, o sea, cero.


Corresponde, entonces, una expropiación sin resarcimiento alguno en favor de un grupo empresario que esperaba valorizar su capital con la varita mágica de una sanción legislativa. Razones no le faltaban, puesto que este tipo de “rezonificaciones” han signado los pactos políticos que dominaron la Legislatura desde la creación misma de la “ciudad autónoma”, hace veinte años atrás. Pero esta vez, los que vamos por una victoria somos los que luchamos contra la Ciudad de IRSA y el capital financiero, que condena a una parte de su población al colapso urbano y, a la otra, a la penuria de vivienda, de salud o educación pública. Rechazamos el megashopping de IRSA; alertamos también respecto de un resarcimiento millonario a IRSA, cuya apropiación de los terrenos ferroviarios ha sido manifiestamente irregular. Vamos por un Parque Público en Caballito; ni un peso a IRSA, comisión investigadora de las cesiones de las tierras ferroviarias en los últimos treinta años. Ese es nuestro planteo.