Políticas

26/11/2009|1110

“Si la burocracia está asustada quiere decir que andamos bien”

El proceso en Ecotermo fue similar al de Terrabusi, sólo que un año atrás y en una empresa con cien trabajadores. Durante tres períodos integramos una comisión interna que organizó asambleas y luchó por las reivindicaciones pero, sobre todo, instauró un método democrático.

La patronal siempre trató de sacarnos del medio despidiendo antes de las elecciones. En el tercer año habíamos logrado blanquear los salarios. La patronal cumplió con la primera etapa y a partir de allí empezó a quitarles la parte en negro a distintos trabajadores, a bajar los salarios. También quiso aumentar la producción. Respondimos con un plan de lucha, recuperamos algunos salarios pero la empresa despidió doce trabajadores. En el medio del conflicto, la UOM Morón llamó a elecciones de interna y no nos permitió presentarnos aunque estábamos con una carpa en la puerta. El ministerio dijo que el conflicto no era colectivo sino “plurindividual”. Entre la patronal y la burocracia “proclamaron” cuatro delegados y legitimaron casi 30 despidos. La empresa empezó a contratar trabajadores por agencia y si se acercan a nosotros, los despiden.

–Ahora hay elecciones…

–Sí, y soy candidata. La empresa está en una campaña furiosa, dice que cierra la fábrica si ganamos. Ofreció dinero para fin de año si ganan sus candidatos. La persecución es permanente: si un compañero me saluda, el encargado lo prepea. Días pasados, los “delegados” avisaron que todos los trabajadores, incluidos los de agencia, van a tener antes de la votación una reunión con el gremio y con la empresa para explicarles qué pasó el año pasado y cuáles delegados les convienen. Pero los trabajadores no comen vidrio. Si bien hay mucho miedo, cuando una patronal no quiere un delegado los trabajadores inmediatamente se dicen: “seguramente éste nos defendería”.

–¿Cómo es ser mujer y delegada de una fábrica metalúrgica?

–Duro. En el sector de producción somos sólo siete mujeres y trabajamos a destajo. Yo sueldo con soldadora de punto, no conozco otras metalúrgicas que tengan mujeres para ese trabajo en guillotinas o en prensas, que requieren mucha fuerza. Pero ganamos menos que los hombres aunque hacemos el mismo trabajo. Y la patronal utiliza todos los prejuicios contra las mujeres, y la burocracia también. Así que es duro. Pero muy emocionante, y creo que como mujer y como trabajadora me he ganado una autoridad entre mis compañeros.

–¿Hay una nueva generación en el gremio?

–Sí, en esta Conferencia hay mucho, tenemos un montón de compañeros. Hay un surgimiento de jóvenes entre los veinte y pico y los treinta y pico que están rompiendo con la burocracia, con los prejuicios. Como dije antes: los trabajadores no comemos vidrio. Si la burocracia está asustada quiere decir que andamos bien.