Políticas

19/2/2009|1072

SIDERAR | Techint: el acuerdo en la cuerda floja

Como resultado del acuerdo alcanzado entre la UOM, la empresa y el Ministerio de Trabajo, los compañeros de Siderar sólo trabajarán, a partir de ahora, dos de cada cuatro semanas y cobrarán tres. Del pago de esa tercera semana se hace cargo el Estado, aunque hasta ahora no está claro de donde saldrán concretamente los fondos.

Por lo pronto, ya hay 200 compañeros de los 2.400 que han quedado afuera: “100 ya aceptaron el retiro voluntario y otros 100 no ingresan en el esquema” (Clarín, 9/2).

La versión oficial es que los salarios sufrirán una reducción del 25 por ciento. No es cierto.

Los sueldos de bolsillo que los trabajadores venían cobrando, antes del conflicto, eran de alrededor de 4.000 pesos. Sufrieron una primera poda en noviembre del año pasado cuando la jornada laboral de 76 horas semanales pasó a 40. Ahora, con este acuerdo, “los 4.000 pesos mensuales que redondeaban muchos albañiles aprovechando la amplia oferta de horas extra y premios… se aplastarán entre 1.200 y 1.700 pesos netos” (La Capital, 10/2). De un plumazo, los sueldos han quedado por debajo de la línea de la pobreza.

Pero tampoco éste es el final, porque el acuerdo admite que sea revisto si la situación de la siderurgia se agrava (cláusula de condicionalidad). No bien se llegó a esto, Siderca (Tenaris-Campana) acaba de anunciar suspensiones.

Además, la patronal ha vuelto a reiterar que no “va a sacar los pies del freno” (en la construcción de los hornos) hasta tanto “Chávez pague”, en alusión a la indemnización por la nacionalización de la venezolana Sidor. Pero tampoco piensa hacerlo aunque Venezuela pague, porque el mercado mundial del acero se está haciendo añicos.

Además, no corresponde que extorsionemos a los trabajadores venezolanos para favorecer la caja del pulpo Techint.

En resumen, nosotros pagamos la crisis pero no tenemos la garantía de que la cuenta no será peor.

¿De qué nos sirve un arreglo semejante? La afirmación de los dirigentes de la UOM de que tenemos “la tranquilidad de que los compañeros están adentro” es completamente infundada, no tiene asidero. Esa ‘tranquilidad’ no existe.

¿Cuál es la salida?

Uno, que se mantenga a todo el personal con el ciento por ciento de los salarios, porque Techint ha acumulado enormes recursos financieros con las fabulosas ganancias de los últimos seis años.

Dos, que el gobierno reactive la economía con un plan de reestructuración del ferrocarril, de caminos, viviendas, escuelas, hospitales -mediante la nacionalización de los bancos y de los monopolios del comercio exterior. Para esto tiene que abandonar el subsidio a los bancos y a los monopolios mediante el desvalijamiento la caja de los jubilados, la Anses, y abandonar también los tarifazos para pagar la deuda pública y la deuda externa de las corporaciones capitalistas.

No lograremos arrancar este plan de reactivación si admitimos que se ajuste nuestro trabajo y nuestro salario a las condiciones de la bancarrota capitalista. Esta bancarrota no tiene fin a la vista y ha ingresado en un pozo sin fondo.

Los capitalistas no están descargando la crisis solamente sobre los hombros de los trabajadores de Siderar o Siderca o Paraná Metal, sino sobre todos los metalúrgicos y de la construcción, en especial si están contratados o en negro.

Impulsemos todos juntos, un plan de lucha para imponer en los hechos la completa prohibición de los despidos y suspensiones.

Pablo Heller