Políticas

23/7/2009|1092

Smata Córdoba: crece el descontento

En las plantas automotrices de Córdoba hay tensión y descontento. Aumentaron los ritmos de producción, el acuerdo salarial firmado por la directiva del Smata no conforma a nadie (son 1.200 pesos en negro, para todo el primer semestre y por única vez) y siguen los despidos de contratados y tercerizados.

Ya en mayo los trabajadores de Renault habían rechazado los 1.200 pesos con paros y cortes de ruta, encabezados por la propia burocracia que finalmente aceptó un acuerdo.

En abril, en VW, se aceptó la reducción de las horas de trabajo para incorporar a los suspendidos. El acuerdo contemplaba postergar la discusión salarial por cuatro meses; sin embargo, el reclamo salarial fue creciendo y VW entregó los 1.200 pesos en negro para el primer semestre.

Todos los acuerdos (Renault, Fiat y VW) están vencidos. Hoy el marco es diferente: después del parate de noviembre a marzo, Fiat, Renault y VW están trabajando a “pleno” gracias al plan de incentivos de ventas de Lula (salvo Iveco, que está trabajando a un tercio de su capacidad). Está claro que las patronales han aprovechado la crisis para acelerar los ritmos de producción, con menos trabajadores, mayor precarización de las condiciones laborales, con reducción de contratos, con convenios destrozados y más subsidios. En VW, los trabajadores con más antigüedad están cobrando menos que antes de la crisis a pesar de que trabajan más. Mientras el grupo Fiat obliga a sus trabajadores a realizar horas extra a destajo, personal de la planta de Iveco sigue suspendido.

Las patronales ofrecen prorrogar los acuerdos hasta diciembre (lo cual implicaría también prorrogar los subsidios del Estado, VW recibe 600 pesos mensuales por trabajador). Mientras, embolsan superganancias a costa de subsidios, aumento de la productividad y el congelamiento salarial.

La burocracia del Smata se pasea en las plantas agitando el fantasma de los despidos para paralizar el descontento. Cuando había baja de la producción dejaron pasar despidos y suspensiones; ahora que la línea se mueve aceptan los aumentos de los ritmos de producción y la violación de los convenios. Los trabajadores acusan a la burocracia de negociar a sus espaldas y circula el reclamo de una asamblea general.

La asamblea general es la herramienta para unificar a las fábricas y al conjunto del gremio. Toda la situación plantea la  necesidad de establecer un control de la producción por parte de los trabajadores por los ritmos de trabajo, por las violaciones al convenio y por la utilización de los subsidios del Estado por parte de las patronales.

Es necesaria la convocatoria a paritarias libres y mandatar y elegir delegados responsables ante la asamblea para intervenir en ellas.

Eduardo Salas