Políticas

4/10/2007|1012

Solanas-Lozano: Una trayectoria de película

Aunque el “Proyecto Sur”, la lista de Solanas y Lozano, se publicita como un “espacio nuevo”, ni su propio candidato a presidente se lo cree. Cuando se presenta a sí mismo, Solanas relata el derrotero de sus fracasos políticos: el apoyo a Frondizi, a Menem, a la Alianza y, finalmente, a Kirchner. Solanas se justifica por haberse “ido siempre a tiempo”, o sea después del fracaso y de su complicidad con todos estos embustes políticos. ¿Ahora está haciendo lo mismo y lo tendremos “retirado a tiempo” de este nuevo engendro? Solanas estafa a todo el mundo cuando cree que puede empezar de cero, con cada campaña electoral, sin tener que explicar su responsabilidad por el callejón sin salida que resultaron sus planteos en las últimas cuatro décadas (nada menos).


¿Qué quiere decir, de todos modos, que “se abrió a tiempo”?


En 1993 votó a favor de la intervención federal menemista contra el Santiagueñazo, o sea que apoyó (con Chacho Alvarez y Fernández Meijide) la represión a la rebelión popular (antecedente del Argentinazo) y la violación del federalismo.


En 1994, participó hasta el final de la Constituyente del “Pacto de Olivos”, que votó la reelección y los decretos de necesidad y urgencia, o sea que siguió siendo menemista incluso después de haber abandonado el menemismo. En un reciente reportaje, Solanas relata aquella capitulación: “Al tercer día quisieron hacer votar el paquete cerrado y De Nevares (n. de la r.: obispo y constituyente del Frente Grande por Neuquén) dijo ‘nos vamos’. Yo dije ‘me voy’. Pero “Chacho y Meijide reunieron a todo el Frente para hacerme una suerte de condena (..) Ahí cometí el error de aceptar la decisión de la mayoría” (Página/12, 26/8). O sea que tampoco aquí “se fue a tiempo”. Pino, de todos modos, dice esto quince años más tarde, cuando el menemismo y el chacho-progresisimo gozan de una larga sepultura. Lo que importa es, sin embargo, recordar que el hombre que se desgarra las vestiduras en defensa de la soberanía petrolera votó por la reelección del privatizador petrolero Nº 1, cuando la privatización de YPF se encontraba en plena marcha.


Solanas puede marcar la coherencia de una trayectoria de zig-zags y oportunismos y de volver a integrar una coalición de saltimbanquis. Porque si de volteretas se trata, el principal compañero de Solanas, Claudio Lozano, carga con las propias. Accedió a diputado nacional en la boleta que llevó a Ibarra y a Telerman. En el Argentinazo anduvo a la caza de un improbable plebiscito contra la pobreza y se apartó rigurosamente de las calles, como lo hizo la burocracia de la CTA en su conjunto. Esquiva todo lo que puede, aunque siempre con un manojo de estadísticas; por ejemplo, al igual que su mentor, De Gennaro, evitó pronunciarse contra el matonismo de la burocracia de prensa contra un trabajador de Perfil y contra el fraude gremial. En la gigantesca crisis y conmoción popular causada por la masacre de Cromañón, Lozano brilló también por su ausencia.


Solanas comparte sus listas con dirigentes de la CTA, ATE y CTERA, que han venido pactando con Solá y los demás gobiernos provinciales la entrega del salario. En primer lugar, Angel Cadelli, quien va como candidato a vicepresidente en las listas de “Proyecto Sur”. Cadelli, en la actualidad con un cargo directivo gerencial en Astilleros Río Santiago, se ha granjeado con razón el odio de los trabajadores de esa empresa. El sindicato ATE Ensenada, cuya dirección integró durante muchos años en representación de la Lista Verde, estuvo en la vereda de enfrente frente a las grandes luchas que tuvieron a los trabajadores del ARS como protagonistas.


Ahora, Solanas-Lozano han difundido la “propuesta programática” del “Proyecto Sur”. Pero ¿tiene acaso alguna importancia? Un programa deja de ser un pedazo de papel y se transforma en un curso de acción cuando quienes lo inspiran tienen una trayectoria política coherente y consecuente. ¡No es este el caso! Digan lo que digan en su “propuesta”, Solanas y Lozano se adaptarán siempre a las condiciones y presiones de las circunstancias. Seguirán siempre la línea de la menor resistencia o del mal menor. Así lo prueba el que saluden “la política de derechos humanos” del gobierno, mientras omiten las represiones al Hospital Francés o al conjunto de los trabajadores de Santa Cruz; la preservación del aparato del “gatillo fácil”, o hasta la desaparición de Jorge Julio López. Que saluden a la Corte Suprema, pero no digan que es la que avaló la confiscación de los ahorros personales por parte de los grandes bancos.


El caballito de batalla de Solanas, aunque de ningún modo de Lozano, es la necesidad de recuperar los recursos naturales. Pero se trata de un caballo matungo, porque propone seguir el ejemplo de Evo Morales, que convalidó las concesiones petroleras efectuadas por Sánchez de Lozada, lo cual implicó el saqueo de las reservas de hidrocarburos de Bolivia. Aplicada a Argentina significaría salir a “recuperar los recursos” a partir del reconocimiento de los derechos adquiridos por Repsol, principalmente, pero también por Petrobras, Pan American y otras. Pero la entrega de YPF fue una estafa por la cual Argentina debería exigir una indemnización luego de proceder a la confiscación de sus instalaciones y equipos. No es casual que hasta que decidió lanzarse como candidato, Solanas evitó cualquier crítica al gobierno de Kirchner, con el cual se reunió para persuadirlo del buen fundamento de su planteo. Ahora volvió a recurrir al procedimiento de “abrirse a tiempo” y hasta lo ha llamado traidor. ¿Pero traidor a quién o a qué? Será una traición a los buzones que vendía Solanas, porque Kirchner, por su lado, siempre fue privatista en hidrocarburos.


Con estos antecedentes, podemos asegurar que la candidatura de Solanas es reaccionaria, aunque su planteo sea centroizquierdista. Esto porque busca explotar un descontento popular contra la posibilidad de que lo capitalice la izquierda revolucionaria.