Políticas

22/2/2007|981

Soldati: Lo que el incendio no pudo destruir

La plata para viviendas la tienen la Corporación del Sur y la de Puerto Madero


El pavoroso incendio de la Villa El Cartón, en Soldati, sirvió para que Jorge Telerman desgranara otra típica mentira “de campaña”: “terminaremos con los asentamientos en dieciocho meses”. Horas después, su ministra Gabriela Cerruti lo desmintió sin quererlo: “en este problema —dijo— todos los días empezamos de cero”. Cerruti sabe muy bien que, por cada asentamiento “erradicado”, emergen dos nuevos. Se ilustra así la brutal polarización social que emerge como resultado de la reactivación capitalista.


 


Un informe de la Defensoría del Pueblo señala que “en los últimos cinco años surgieron 24 nuevos asentamientos en la Capital” (La Nación, 14/2), denuncia como “infrahumanas” las condiciones en que viven sus 30.000 habitantes. En su mayoría, provienen de villas, casas tomadas o pensiones de la propia Ciudad, de donde han sido expulsados a causa del precio exorbitante de los alquileres. El asentamiento es el último eslabón de una larga cadena de degradación social, que conduce del departamento alquilado a la pensión; de la pensión a la villa, y de la villa al asentamiento.


 


El incendio y la política oficial


 


El fuego de Villa El Cartón desnudó otras lacras: los bomberos apenas pudieron actuar, como resultado de la ausencia de bocas de agua. Es que la “inversión pública” en el sudoeste porteño sólo existe para los proyectos empresariales de la Corporación del Sur. Ya con las viviendas devastadas, el gobierno se dio a la tarea implacable de dispersar a las familias del asentamiento, proponiéndoles traslados a distintos lugares de la ciudad. Hasta donde les fue posible, las asambleas de El Cartón rechazaron los “traslados”. La razón es clara: hace un año atrás, en la Legislatura, sus vecinos arrancaron el derecho a una vivienda en terrenos de la ciudad. Ahora temen que el gobierno promueva la dispersión para burlar ese derecho conquistado. Los funcionarios amenazaron con interrumpirles la asistencia sanitaria y alimentaria si no abandonaban el asentamiento en ruinas. El gobierno lleva un año de atraso en el inicio de las viviendas otorgadas por ley.


 


La “intencionalidad” del incendio


 


El gobierno no tardó en reconocer el carácter intencional del incendio. Nada dijo, sin embargo, sobre sus posible móviles o responsables. Ello, con la cooperación del diario Clarín. En cambio, mantuvieron riguroso silencio sobre la batalla que se está librando en las villas porteñas. En la Villa 20, en la 3, en la 21-24, emergen listas antiburocráticas y cuerpos de delegados que están desafiando a los burócratas villeros. El Cuerpo de Delegados de El Cartón pertenece a esta nueva camada, que los punteros enfrentan con sus “métodos”: hace varios meses, en la Villa 20, la casa de un delegado opuesto al burócrata Chankalay fue incendiada, mientras los luchadores de la villa, junto a organizaciones sociales y piqueteras, se movilizaban al estadio de la Copa Davis. La rápida autoorganización de los vecinos impidió, entonces, una tragedia mayor. Con el crimen y el atentado, se quiere ahogar a esta rebelión de los barrios contra los punteros del Estado. El incendio de El Cartón no puede separarse de esa escalada criminal.


 


Cómo actuamos


 


La crisis de Soldati plantea, en primer lugar, una lucha para defender a los compañeros de El Cartón y sus derechos conquistados. Apoyamos el reclamo de un censo inmediato en todos los centros de traslado, y el reconocimiento —a través de la preadjudicación de una vivienda a cada familia— de sus derechos. El triunfo de ese reclamo exige una acción de conjunto de todo el sudoeste, que ha sido sacudido por el incendio de Soldati. Proponemos una gran movilización al IVC y la Jefatura de Gobierno por los reclamos de El Cartón; por la realización de nuevos censos en las villas y asentamientos, bajo control de los vecinos; por la elección, sobre esa base, de cuerpos de delegados responsables; por la publicidad del patrimonio de la Corporación del Sur, y la disposición de sus terrenos para un plan de urbanización discutido y controlado por las organizaciones populares del sudoeste, que contemple un masivo plan de viviendas populares, parques, centros culturales y un gran hospital en Lugano.


 


Convocamos a todos los delegados y vecinos independientes a imprimirle una orientación y un programa a la rebelión del sudoeste. Antes que el Estado, los capitalistas y las poderosas mafias de la droga recompongan el sistema de punteros, es necesario reagrupar a los barrios en una alternativa política propia.