Políticas

5/9/1996|509

Solo la huelga puede provocar un ‘apagón’ en la Rosada

El frente del ‘apagón’ tiene casi cartón lleno.


Adhieren la UCR, el Frepaso y el grupo de Beliz; pueden sumarse los verdugos Sapag, de Neuquén, y el Frente Cívico, de Catamarca; están, claro, el CTA y el MTA con las Apymes y la CGE; es inminente que lo apoye la CGT y, lo que por sobre todo importa, tiene la bendición, unción y consagración del clero. El apoyo del cura Jorge Rey, de Cáritas (Página 12, 1/9), la entidad que maneja la plata ‘social’, vale como respaldo de todo el episcopado. Además, los ‘diez mandamientos’ de Quarracino en las vísperas del ‘apagón’, incluyen el oscurecimiento. Varias ‘izquierdas’ han prometido que ‘apagarán’ por lo menos sus cigarrillos. Los ‘opositores’ ya se pusieron de acuerdo en la necesidad de invocar la ‘protección de Dios’ en la carta estatuyente para garantizar al clero sus privilegios. Después de toda su pelea con Bordón, Alvarez dice ahora que al ‘Opus dei’ Beliz “lo ve dudando bien”.


Esta composición de fuerzas alcanza para dejar en claro que el ‘apagón’ no tiene en cuenta los intereses de los trabajadores, sino de las patronales, las cuales —qué casualidad— recién ‘protestan’ ahora, luego de siete años de jolgorio. En momentos en que se baraja toda suerte de alternativas a la crisis política del menemismo, el ‘apagón’ va a defender la aplicación de los remedios ‘institucionales’, como gabinete compartido, sucesión del presidente por el vice, gobierno de coalición u otras variantes, que dejen afuera cualquier posibilidad de una solución extra-ordinaria que pretendan imponer las masas. El ‘apagón’ sirve para encuadrar a las burocracias sindicales, que no saben cómo hacer para sacarse de encima la responsabilidad de llevar adelante un plan de huelgas que acabe con el paquetazo antisalarial y antilaboral.


Los ‘opositores’ se tomaron mucho más que los cinco minutos que va a durar el ‘apagón’ para concurrir a la reciente asamblea de la UIA. El ‘ministro de economía’ de la UIA es el radical José Luis Machinea, también entusiasta del ‘apagón’. Según el ‘apagador’ Página 12 (1/9), Machinea está especialmente “promovido” por el presidente de Techint y por eso “se ha dedicado a conceptualizar los reclamos de los industriales”. Machinea defendió, ante el diario, a Cavallo respecto a Fernández, “un cambio notable”, dijo, que “muestra una reversión y pone en duda la capacidad de la economía argentina”. No se podría haber dicho mejor que los opositores son cavallistas. Otra cosa que une a los ‘apagadores’ es la oposición a la privatización del Banco Nación, la ‘vaca lechera’ de la UIA, la Sociedad Rural y de los bancos ‘nacionales’ en quiebra.


A favor del ‘apagón’, el Chacho Alvarez esgrimió un argumento contundente: es, dijo, “un hecho fácil” (Página 12, 1/9). Es decir que no ‘jode’ a los capitalistas, pues ellos mismos serán los que deberán bajar los interruptores. Los ‘apagones’ son básicamente expresiones comerciales. Un argumento más fuerte fue cuando dijo que “podía sacarnos de esa espera de la negociación insalubre entre los popes de la CGT oficial y el gobierno”. Pero como los ‘popes’ se han adherido finalmente al ‘apagón’, la conclusión que se saca es que Alvarez ha querido sacarse la tensión que representa el próximo paro general. “La gente está diciendo, señaló ‘subversivamente’ Alvarez, que no puede esperar hasta el 99”, es decir que hay que ponerle ahora la zanahoria de un recambio controlado delante de las narices.


Alvarez se entrevistó también con Duhalde, para ayudarlo con consejos acerca de la ‘seguridad’ en la provincia de Buenos Aires, un asunto realmente estratégico, porque cualquier desborde policial podría acabar con el marido de la Chiche en el momento menos pensado. El tenor de la reunión está anticipando la inclusión de Duhalde también en el frente opositor. Todos estos opositores, sin embargo, apoyaron el ‘plan Cavallo’ e impulsan a muerte la ‘flexibilización laboral’. Sin ir más lejos, la estatuyente porteña se puso de acuerdo en “proteger la dignidad del trabajador”, para mejor dejar en claro que los que allí están seguirán haciendo la vista gorda a la superexplotación de las masas.


La clase obrera no debe apoyar el ‘apagón’, incluso porque tiene algo mejor —la huelga general por sus reivindicaciones, contra el paquetazo y contra el gobierno. Si advierte la insidia de los ‘opositores’, logrará que este frente capitalista dure menos que los minutos previstos para el ‘oscurecimiento’.